Por Eduardo Ranedo→
13. 02. 2025
Segunda canción que My Morning Jacket propone como adelanto del inminente “is”, su décimo disco –que publicará ATO el 21 de marzo– de estudio y primero en el cual han trabajado con un productor externo, Brendan O’Brien nada menos, que es quien releva al hasta ahora indiscutible en esa tarea, su líder Jim James. Acompañada de un vistoso videoclip de hechura clásica y escenografía psicodélica dirigido por el fotógrafo y cineasta Danny Clinch, “Squid Ink” muestra un registro del grupo claramente más hard, una faceta que hasta ahora habían trabajado mucho menos que otras con las que se les suele asociar.
Propulsada por una marcial base rítmica y colgada de un riff de guitarra breve y musculoso –“¿Qué pasaría si se agotaran los riffs?”, recuerdo a un amigo preguntarlo–, resulta un chute intenso, prototípico del rock duro y con un acusado componente stoner. Con ella, la banda de Louisville (Kentucky) aparece mucho más básica y rotunda de lo que es habitual en ella, como si quisiera reivindicar una plaza en ese lugar en el que inevitablemente uno coloca nombres como Fu Manchu o Clutch. Un tema sólido, sin duda, con pegada y un efectivo groove que tal vez termine resultando a estas alturas un poco sobado y previsible, pero que afortunadamente reserva para su parte final, cuando se olvidan de seguir el caminito estrecho, ese estallido sónico que uno llevaba esperando ansiosamente desde el principio.
“Squid Ink”, que por lo visto –y según manifestación del propio Jim James– propone intentar eludir, a base de la confianza en uno mismo, la negatividad que determinado tipo de gente proyecta hacia los demás, parece el tipo de canción que puede encontrar su mejor versión sobre el escenario. Y cuanto más la alarguen allí, mejor será. Seguro que en un entorno de desparrame eléctrico ilimitado mejora bastante la sensación de escasa relevancia que provoca ahora. ∎
Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.