Pop en pantalla grande.
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En portada

Adiós Amores

El equipaje abierto

Fotos: Alfredo Arias

21.11.2023
Como la serpiente de su cumbia, este dúo que cabalga rutas desérticas entre Sevilla y Granada prefiere su ritmo tropical, ajeno a modas y designios. Iman Amar y Ana Valladares se abandonan al pop de arreglos grandilocuentes, a la música de frontera y al clasicismo formal en “El camino”, un debut en constante ida y vuelta que sienta en la misma mesa la canción francesa y el spaghetti wéstern, la psicodelia andaluza y el sonido Spector, los ritmos latinos y sus fusiones tex-mex. Hagan las maletas.

Bajo

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L

a música les enseñó el camino. Se reunían en torno a ella, la compartían, la cantaban. Y no tardaron en entender que en ella había algo que perseguir, un trayecto que andar: entre Sevilla y Granada, en la carretera, surgió Adiós Amores. Formadas por Iman Amar y Ana Valladares –con la inestimable asistencia de Guillermo Briales, tercera pata del grupo, coproductor y diseñador sonoro–, publicaron su primer sencillo a principios de 2020 y rápidamente, mientras la propuesta calaba especialmente en una industria que a veces parece demasiado desesperada por conseguir algún fenómeno alejado de lo urbano, la cosa se puso demasiado seria. Ahora reconocen que les abrumó la respuesta, que aparecieron expectativas cuando aún no habían decidido una dirección para el proyecto.

Ellas siguieron haciendo canciones, dando rienda suelta poco a poco a todo su abanico de referencias, tan claro y concreto como ecléctico. Finalmente las recopilaron en lo que fue su “amago” de debut, publicado el año pasado como una síntesis de sus primeras idas y venidas. Se llamaba “Sus mejores canciones” (Snap! Clap! Club, 2022), una broma que apunta a las recopilaciones de cantantes fantasma de los sesenta o a los catálogos ilegales de los grandes de la canción melódica. De nuevo, las influencias clarísimas. Porque el camino que Adiós Amores ha decidido recorrer es uno retrospectivo que no tiene miedo de abandonarse a la nostalgia, que sabe hablar de una forma universalmente contemporánea con un lenguaje totalmente clásico y que no esconde su espíritu fronterizo.

“Tu diana”, vídeo dirigido por Adiós Amores.

Los años sesenta, evidentemente, vienen a la cabeza no solo a través de la canción melódica de nuestro país. También hay en “El camino” (Sonido Muchacho, 2023), su esperado debut oficial, guiños al pop inglés o a la canción francesa de France Gall o Françoise Hardy, con esa vulnerabilidad empoderada. Sonidos en constante conversación, idas y vueltas con el pop psicodélico, con el flamenco, con el rock tex-mex, con las grandes bandas latinas, la cumbia codificándose en el sonido Spector. Las Grecas y el sonido Caño Roto encontrándose con trabajos como “Nancy & Lee”, el disco colaborativo de Nancy Sinatra y Lee Hazlewood de 1968, y la visión ciertamente actualizada de Dan Auerbach y sus The Black Keys –¿referencia obvia desde el título mismo del álbum?– sobre las formas clásicas del rock de raíz americano.

Pero lo que de verdad desprende “El camino” es la intención de reverenciar el arreglo pop, esa orfebrería a veces olvidada que eleva las canciones con ambición a territorios orquestales. Ana e Iman se han declarado rendidas a “La onda de Elia y Elizabeth” y han comentado en repetidas ocasiones el enorme impacto que ha tenido en la composición de “El camino” este recopilatorio –publicado en 2014– con las canciones de un dúo colombiano que, durante su fugaz carrera de apenas dos años, trabajó con dos arreglistas legendarios: Juan Carlos Calderón –corresponsable de las carreras de Aute, Serrat, Mocedades, Sergio y Estíbaliz, Los Panchos, Camilo Sesto o, sobre todo, Luis Miguel– y Jimmy Salcedo, líder de Los Be-Bops y Onda Tres. Como unas contemporáneas Elia y Elizabeth, caminando sus mismas sendas y rompiendo sus propias fronteras, Iman y Ana están listas para ir en busca de sus destinos.

¿Cuál era la idea original cuando os sentáis a pensar el disco?

Ana: Teníamos muy claro que queríamos hacer un disco. Al principio era todo mucho menos meditado, pues íbamos haciendo una canción y la sacábamos como single. Y nuestra primera referencia más larga al final era una recopilación de canciones. Y nosotras queríamos, pues eso, hacer un disco con el concepto de disco, que tuviese un sentido, que tuviese su propio camino.

¿Cuándo montasteis el grupo?

Iman: Nosotras nos conocemos desde hace tiempo, pero justo en esa época, sería finales de 2019, todo fue coincidiendo. Cuando quedamos con amigos siempre hay una guitarra por ahí, nos ponemos a cantar, a hacer coros, y había momentos en los que nos mirábamos y decíamos: “Oye, pues eso suena guay”. Y a partir de ahí empezamos a pasarnos cosas que nos gustaban. Compartíamos muchas cosas, y ahí creo que es donde realmente empieza todo, al darnos cuenta de todo lo que tenemos en común en el plano musical. Al mes y medio ya empezamos una canción, a los dos meses ya teníamos otra y ya a partir de ese momento nos tomamos más en serio grabarlo en condiciones y sacarlo.

Ana: Sí, la verdad es que a todo el mundo que se lo enseñamos le gustaba, y nos animaban. “Oye, tenéis que sacar eso, ¿eh?”. Y al final dijimos: “Pues venga, a ver qué tal”.


“Escuchamos muchísima música de los sesenta y los setenta. También mucha música actual, claro, pero al final nos tira más lo clásico cuando nos sentamos a componer. No sabría decirte muy bien por qué, es una influencia que está ahí y que escupimos un poco sin darnos cuenta”

Ana Valladares



¿Y cómo llegan los sellos? ¿Cómo veis vosotras que ya empieza a haber un plan para profesionalizar todo?

Ana: Ya con la primera canción tuvimos demasiado feedback, algo que no esperábamos. Vinieron los sellos, nos querían hacer ofertas. Y fue como “a ver, espera, espera, espera”. Nosotras todavía no sabíamos ni qué queríamos hacer con esto ni a dónde queríamos dirigir el proyecto, así que en ese momento fue todo un poco abrumador, la verdad. Porque casi no te da tiempo a pensar que, joder, qué guay, hay gente que está escuchando nuestra música, ni a situarte como en un espacio como banda.

Iman: Es como que actúas y luego piensas, pero si no te das ese espacio para pensar dónde quieres llegar después de actuar simplemente actúas otra vez.

El disco finalmente termina siendo bastante ambicioso, con muchas cuerdas, vientos… Está muy hecho a nivel instrumental. ¿Cómo pasáis de estar las dos con las guitarras y con los teclados a eso?

Ana: Siempre nos ha gustado meter mucha instrumentación y pasajes más orgánicos. Y este disco, claro, pues ya ha sido el culmen de lo orquestal (risas). Y a lo mejor el siguiente que hagamos no tiene nada que ver con esto, pero sí es cierto que con este queríamos dar rienda suelta a todo eso que nos apetecía: tirar de muchos vientos, de cuerdas…

“Caras nuevas”, vídeo dirigido por Adiós Amores.

Para montarlo en directo, complicado, ¿no? Una big band necesitáis…

Ana: Ojalá tuviéramos una orquesta, ¿te imaginas?

Iman: Yo creo que nos atrae tanto porque todo ese mundo orquesta nos parece muy guay. Y todo ese rollo cinematográfico. Es muy chula la música que se compone para eso, así que siempre lo tenemos un poco presente en nuestra cabeza cuando vamos a componer cosas. Pues imagínate con orquesta...

Ahí es donde queréis llegar, ¿no?

Ana: Ahí es donde queremos llegar. Eso sí lo tenemos claro.

En el disco miráis mucho al pasado en cuanto a las referencias sonoras. ¿De dónde sale esa fijación por el pasado musical?

Ana: Escuchamos muchísima música de los sesenta y los setenta. También mucha música actual, claro, pero al final nos tira más lo clásico cuando nos sentamos a componer. No sabría decirte muy bien por qué, es una influencia que está ahí y que escupimos un poco sin darnos cuenta. No pensamos mucho en a qué queremos sonar, sino que normalmente y naturalmente nos sale eso.

¿Componéis juntas, separadas?

Iman: Un poco de todo. Por lo general se le ocurre una idea a alguna de las dos y nos la vamos pasando y, a partir de ahí, vamos construyendo la canción.


“La música apela, creo, a cosas muy universales, muy primarias, que es fácil que sean compartidas por todos los pueblos. Y ahora precisamente hay cada vez menos fronteras, ¿no? Tenemos acceso inmediato a prácticamente todo, podemos empaparnos de otra cultura sin salir de nuestra casa”

Iman Amar



¿Y producís vosotras?

Iman: Sí.

Ana: Nosotras llevamos ya unas maquetas previamente trabajadas y nos ayuda mucho Guille Briales, que es como el tercero del grupo y a nivel de producción es uno más. Entre los tres pensamos mucho cómo queremos sonar y cómo queremos realizar lo que tenemos en la cabeza.

¿Y cómo aprendisteis a producir?

Ana: Pues desde cero, con el Logic y al principio haciendo cosas muy malas: ensayo-error (risas).

Tocáis mucho en vuestra música el concepto de frontera. Y a veces me pasa con él lo mismo que con el folclore, que me da la sensación de que un poco todas las fronteras y todos los folclores terminan en el mismo sitio: veo cada vez más puntos en común entre una canción tradicional árabe y una melodía folclórica asiática, o entre la ranchera y el tex-mex y el rock tuareg… ¿Qué os dice esto a vosotras?

Iman: Yo creo que tiene que ver con dos cosas todo esto: la primera es que en el fondo la música apela, creo, a cosas muy universales, muy primarias, que es fácil que sean compartidas por todos los pueblos. Y la segunda es que ahora precisamente hay cada vez menos fronteras, ¿no? Tenemos acceso inmediato a prácticamente todo, podemos empaparnos de otra cultura sin salir de nuestra casa y llegar a tener muy presentes en nuestras vidas cosas que nos son ajenas. Nosotras, cuando componemos, nos dejamos llevar mucho por lo que nos suena bien, y eso al final es una foto de tus influencias, de tu educación sonora, de los distintos imaginarios que tengas en la cabeza.

Ana: Y luego los contactos históricos, que creo que al final nada está tan lejos de nada. La escala flamenca no existiría sin la escala árabe, y la escala árabe la puedes ver reproducida en músicas africanas, pero también en músicas orientales. En algún momento todo ha estado en contacto, más o menos directamente, con todo.

Iman: Y, claro, luego de donde venimos nosotras, que es un batiburrillo increíble en el que encuentras sonoridades de prácticamente todo el mundo.

Un viaje sin límites.
Un viaje sin límites.


Un grupo con el que habéis colaborado tiene todas estas cosas muy claras: La Femme. Les gusta jugar a mezclar todas las jaranas globales.

Iman: De hecho, una de las primeras veces que fui consciente de esto de lo que estamos hablando fue precisamente hablando con ellos. Porque a ellos les da igual la lengua, les da igual lo cerca o lejos que les pille un ritmo… Al final hay algo muy igualador en esa manera de afrontar la música, y abrir tanto los horizontes tiene por fuerza que quitar tus propios límites.

Y los complejos, claro. Incluso los prejuicios. La Femme cuentan que escribieron el último disco –que está en castellano– básicamente usando Google Translate, y creo que hay que estar bastante seguro de uno mismo y de lo que uno hace para no sonar paródico, irrespetuoso…

Ana: Es que en ese equilibrio está un poco la clave. A veces parece que es broma, pero sientes que detrás de toda esa capa hay una admiración brutal por la cultura andaluza, por ejemplo. Ellos asumen su condición como de guiris en esto y en el fondo sabes que si se están riendo de algo es de sí mismos, no de una cultura.

Es relativamente fácil ubicar las referencias sonoras de este disco: Phil Spector, pop francés, pop sixties, canción ligera, spaghetti wéstern, sonido Caño Roto… ¿Os habéis puesto muchos límites en lo sonoro para no salir demasiado de guion?

Ana: Realmente no nos hemos limitado en nada. Pues “Humo negro”, por ejemplo, puede ser la canción que menos encaja en el disco y ahí está la tercera y ha salido como single.

Iman: Y la cumbia quizá también se sale más, ¿no?


“La escala flamenca no existiría sin la escala árabe, y la escala árabe la puedes ver reproducida en músicas africanas, pero también en músicas orientales. En algún momento todo ha estado en contacto, más o menos directamente, con todo”
Ana Valladares



Bueno, la cumbia al final sí me encaja más en esa narrativa de frontera entre ritmos latinos, mediterráneos…

Ana: Sí, sí encaja más.

Justo ahora que comentáis “La serpiente”, en el fondo hay una reflexión detrás del disco que está encarnada precisamente en esta serpiente, ¿no? Sobre la organicidad, alejarse de lo urbano y de lo ultratecnológico para abrazar la vida tranquila, el retiro del mundanal ruido. ¿Sois como la serpiente, preferís la vida tropical?

Iman: Sin duda, sí. En este momento, sí.

Ana: A ver, la serpiente prueba, va a la ciudad y dice “pues está bien, pero realmente esto no es lo mío”.

Iman: Creo que también va un poco sobre las expectativas de las cosas.

Estamos educados para pensar que el éxito solo llega si vas a la ciudad, entiéndase también metafóricamente hablando con muchas de las cosas de la vida.

Iman: Ahora menos mal que ya no es tan necesario venir a la ciudad.

Solo a hacer promo.

Ana: Eso. Tres días, y mucho es (risas).

Iman: Es como el concepto del éxito. ¿Qué es el éxito realmente? La serpiente llega a la ciudad pensando que simplemente por ser la ciudad, algo que le han garantizado como una manera de progresar, va a ser mejor. Y cuando llega allí pues se da cuenta de que no era tan mejor. Porque lo que muchas veces nos venden como éxito no es… La serpiente estaba mejor en su selva. El éxito para ella está allí, y no en la ciudad.

Iman Amar y Ana Valladares: canciones que acompañan.
Iman Amar y Ana Valladares: canciones que acompañan.



Además es que el éxito es una cosa muy personal, ¿no?

Ana: Claro, para cada uno el éxito supone unas cosas muy diferentes.

¿Hay que ser especialmente cuidadoso con las ideas de éxito que se imponen desde fuera en el contexto de las artes?

Ana: En el arte creo que hay que ser muy consciente de que igual en un momento haces algo que conecta muchísimo con la gente como de repente dejas de hacer cosas que conectan con la gente, y hay que tratar de separar eso de la idea de éxito. El arte tiene que empezar por ti mismo y dirigirse al mundo, pero no puedes hacer música, como es nuestro caso, únicamente por la promesa de un público que no para de crecer. Pero claro, entiendo que es difícil de gestionar.

Supongo que está relacionado con un tema de ego. Al final tiene que ser complicado manejar el hecho de que algo que tú hayas creado lo pete tanto, que tenga tanta repercusión.

Iman: De todos modos creo que va más allá del artista o del personaje público. Todos tenemos esa idea del éxito como común, da igual a lo que te dediques. Pero, sí, claro, puedo entender que al estar exponiéndose o encontrando una respuesta instantánea por parte del mundo exterior que de algún modo te refuerza sea aún más complicado de manejar.

¿Cuáles son vuestras expectativas, por ejemplo, con el disco?

Iman: A mí me gustaría que la gente que lo escuche pueda sentirse, de alguna manera, tranquila, como en un lugar seguro. Siempre busco eso en la música, que me ayude a estar en el momento, que me relaje cuando estoy estresada o que me anime cuando quiero estar más animada.

Ana: A mí lo que me gusta de la música es que me remueva algo, que pueda identificarme muchísimo con algo que me haga conectar en un plano más trascendental. Así que eso es lo que me gustaría provocar a quien escuche nuestro disco.

Iman: Para nosotras eso es el éxito.


“¿Qué es el éxito realmente? La serpiente llega a la ciudad pensando que simplemente por ser la ciudad, algo que le han garantizado como una manera de progresar, va a ser mejor. Y cuando llega allí pues se da cuenta de que no era tan mejor. Porque lo que muchas veces nos venden como éxito no es… La serpiente estaba mejor en su selva”
Iman Amar



¿Qué os divierte más, grabar el disco o tocar el disco?

Iman: ¡Todavía no lo hemos tocado!

Pero lo habréis ensayado…

Ana: Sí, y nos lo estamos pasando muy bien tocándolo, pero yo creo que de momento componer y grabar, meterte en el estudio, en una experiencia que es muy inmersiva en torno a la música. Es lo que más disfrutamos.

Iman: Claro, al final a la hora de tocarlo es algo ya terminado. Ya está hecho y de alguna manera lo replicas. Pero a la hora de componer y de grabarlo es cuando ves que se pasa de la idea a la realidad, que coge forma, y eso me parece muy guay.

¿Qué tenéis preparado para los directos?

Ana: Pues vamos con banda. Vamos poco a poco hasta llegar a la orquesta (risas). De momento somos cinco. Tenemos muchas ganas.

¿Y vais a seguir componiendo o toca centrarse en el disco?

Iman: Vamos poco a poco, piano, piano, disfrutando cada etapa. Ahora toca que el disco llegue a la gente, girarlo… y ya se verá cuándo volvemos al estudio. La música siempre va con nosotras, de una forma u otra, pero tampoco queremos entrar en esos ciclos que terminan siendo un poco esclavos. ∎

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