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La semana vista por…

Viernes, 25 de marzo

25. 03. 2022

La actualidad de Rockdelux, resumida y condensada a través de la mirada de los colaboradores de la revista. Como es viernes, hacemos extenso inventario de las últimas novedades, adelantos y clips que acaban de ver la luz, aplaudimos el trabajo periodístico concienzudo en zonas de conflicto (siempre necesario, ahora incluso más), disfrutamos con un breve avance del próximo documental de Nick Cave y empezamos a despedir al controvertido árbitro Mike Dean en su inminente jubileo.

Aldous Harding, nuevo disco.

Llega el viernes y, quieras que no, uno ve el mundo de otra forma. Pero justo recibo en casa para rebajarme el suflé, fiel a su cita anual, el número siete de “Crónicas de larga distancia”, la revista –casi en formato libro– que publica 5W. Tan cuidadosamente editada como siempre y, una vez más, con el diseño y la fotografía como parte esencial del menú. En esta ocasión hablan de paz y de guerra, de Belfast, Jerusalén, el Sáhara, Sudáfrica y Afganistán. Una treintena de firmas de mucho copete, como las de Mikel Ayestaran, Mónica G. Prieto, Amador Guallar o Maribel Izcue, gente que se juega la vida allí para contarnos lo que pasa de verdad y así nosotros podamos hacer la revolución en Twitter desde casa.

En fin, pasemos a la alegría de vivir. Como por arte de magia y para acelerar el proceso, llegan las dos novedades editadas recientemente en vinilo que presenta Adarce Records. Dos “bombas gitanas”, así las presenta el sello: “Flamenco Pop. 14 Flamenco Pop Beat Big Hits 1968/1977”, con Carmen Sevilla, Encarnita Polo, Rosa Morena o Dolores Abril transitando desde la copla hasta el lounge pasando por el beat británico, y “¡Naino, Naino! Spanish Gipsy Soul Funk 1971/1978”, un recopilatorio que continúa lo iniciado en “¡Naino!” (2017), y por tanto más centrado en el baile desatado y racial de Peret, Bambino y Las Grecas. Está todo dicho, pero no nos callaremos que toda iniciativa mínimamente seria destinada a recuperar y documentar como es debido nuestro pasado musical, maltratado por sistema desde la propia industria discográfica, debe ser bienvenida.