Disco destacado

Aldous Harding

Warm Chris4AD-Popstock!, 2022

31. 03. 2022

Bajo

Suscripción

Desde su debut homónimo de 2014, Aldous Harding (nombre real: Hannah Topp) se las ha ido arreglando para obligarnos a reinventar nuestras impresiones sobre ella y su música casi con cada nuevo disco. Si con el primero creíamos estar ante una promesa del folk gótico, en el siguiente, “Party” (2017), sorprendió con una teatralidad que, trasladada al directo, podía adquirir toques perturbadores. En el posterior “Designer” (2019), el elemento más sorpresivo era la luz, una luz que quitaba espacio a la oscuridad incluso en la canción (“Treasure”) más cercana a la “murder ballad”.

Este nuevo “Warm Chris” se sitúa en la línea del anterior, pero se podría decir que Harding nos sorprende ahora profundizando en su trabajo como “actriz de canciones”. Nunca antes había hecho semejante gala de elasticidad vocal ni había dado forma a tantos personajes. Para ella, la única forma de sinceridad parece, definitivamente, el artificio.

Producido, como los dos anteriores, por John Parish, “Warm Chris” no se deja descodificar, pero se deja disfrutar. Las letras no son poemas resonantes, sino, sobre todo, colecciones de sonidos que se ajustan a los altos y bajos de las fascinantes melodías. Esto es art pop surrealista de primer calibre, más galés que neozelandés y, en concreto, más Cate Le Bon que nunca: la banda para esta ocasión incluye a un habitual de aquella como Huw Evans, alias H. Hawkline, en bajo, guitarra y teclados.

“Yo no estoy intentando decirle a la gente cómo sentirse. Solo lanzo las ideas. Es lo que me gusta hacer. Hago lo que hago. Y en eso caben muchas cosas distintas”, me explicó Harding en entrevista con Rockdelux por “Designer”. En el nuevo álbum cabe una especie de tributo a Kevin Ayers, la inicial “Ennui”, cuyo piano vertical parece plantar cara al desamparo. O un juego muy serio con los contrastes vocales como “Tick Tock”, en la que alterna entre Lou Reed y una cantante de voz mucho más aguda.

A la altura de “Fever”, Harding suena menos a Reed que a Nico y parece elucubrar sobre una versión ralentizada y deshuesada del sonido girl group de los 60. Letra, ojo, casi normal sobre un affaire. “Fiebre cuando nos conocimos en la recepción del hotel”. “Once, once días en el calor de la ciudad”. También puede sonar clara, medio expeditiva, en algún verso de esa especie de samba llamada “Lawn”: “Si no eres para mí, supongo que no soy para ti”. Este single es lo más inmediato y, quizá, mejor de un disco hecho, sobre todo, de canciones que pueden ser gusto adquirido.

Harding puede vestirse, además, de esposa agobiada con acento escandinavo (“Passion Babe”), Neil Young pianístico (“She’ll Be Coming Round The Mountain”) o estrella del off-Broadway (“Bubbles”). Casi siempre hace gracia y a menudo fascina. Solo surgen las dudas con “Leathery Whip”, inesperado dueto con Jason Williamson (Sleaford Mods) en cuyo estribillo hace servir unas voces agudas francamente irritantes. Desenlace un tanto anticlimático para un pequeño festival de disco. ∎

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