Álbum

Anna von Hausswolff

Live At Montreux Jazz FestivalSouthern Lord, 2022

27. 01. 2022

La cantautora y organista sueca Anna von Hausswolff muestra con este disco –grabado el 12 de julio de 2018 en el Auditorium Stravinsky de Montreux, en un concierto en el que ejerció de telonera de Nick Cave– de lo que son capaces ella y su banda en directo, en una propuesta artística que mezcla neoclásica, dark wave, ambient, gótico, noise y drones. A ello hay que añadir su poderosísima voz, que en un principio bebió de Kate Bush para abrazar definitivamente la trascendencia de Diamanda Galás, presidiendo un sonido que reconoce influenciado por la distorsión minimalista de Earth, no en vano ahora edita sus discos en Southern Lord, el sanctasantórum del metal experimental que presiden Sunn O))). Así, su cuarto álbum, “Dead Magic” (2018), está producido por Randall Dunn, preboste del sonido oscuro.

Otra característica determinante de su arte es la pasión que siente por los órganos de tubos de las iglesias, que la ha llevado a grabar “Ceremony” (2013) y el hasta ahora último disco de estudio, “All Toughts Fly” (2020) –homenaje al Sacro Bosco que ideó la mente retorcida del duque, condotiero y mecenas Pier Francesco Orsini, un jardín de monstruos inmortalizado por la novela “Bomarzo”–, con los sonidos tétricos de un órgano eclesiástico de su ciudad de Gotemburgo, réplica de uno barroco. Su predilección por las iglesias le ha llevado a enfrentamientos con fundamentalistas católicos, que la acusan de satánica por la letra de “Pills”, de su primer álbum “Singing From The Grave” (2010), en la que canta “I made love with the devil”.

La faceta instrumental en solitario brilla por su ausencia en un disco en directo que es un trabajo de equipo, secundado por una sólida banda en la que figura su hermana Maria reforzando las voces. El repertorio se sustenta en temas de “Dead Magic” y “The Miraculous” (2015), cumbres góticas de lo que alguien ha bautizado con acierto “funeral pop”. Con la solemnidad de “The Truth, The Glow, The Fall”, iniciándonos en un culto digno de los mejores momentos de Lisa Gerrard al frente de Dead Can Dance; el alarde vocal del que hace gala suena esotérico, en un canto operístico que sobrevuela el mar de teclados, pasando del crescendo al modo ambient. La siguiente, “Pomperipossa”, ya marca terreno desde el inicio con unos gritos de ultratumba que combinan a la perfección con una melodía siniestra que explota en una especie de aquelarre, o mejor pandemonio, hasta ir desvaneciéndose.

Su propuesta alcanza la excelencia con “The Mysterious Vanishing Of Electra”, cuya tensión en crescendo bebe de Siouxsie Sioux, PJ Harvey y del santo patrón de la culpa y la redención, Nick Cave. El clímax aterrador de locura que transmitía el vídeo oficial de la canción resulta igualmente espeluznante sin imágenes. Lo de chamana también viene bien para intentar acotar una música que, sin ser apta para todos los públicos, resulta trascendental. Lo que ofrece, a la manera de Michael Gira y Swans, más que una actuación al uso, parece una catarsis, como la que se produce en “Ugly And Vengeful”, un tema sísmico de 19 minutos –que también recomendamos escuchar/ver en el “official live video”, grabado tres meses antes en Estocolmo– con un muro de sonido que se va fraguando poco a poco, con un bajo tocado con arco, percusión minimal, voces tratadas y vocación drónica en un inicio planeador, a lo ritual beatífico, que ejerce de prólogo y contrapeso a la intensidad épica que la pieza alcanza, digna de unos Godspeed You! Black Emperor, en un crescendo disonante, un interludio percutivo claramente tribal, unas guitarras ululantes muy siniestras y un clímax totalmente psicodélico, con el poderío repetitivo del krautrock en una apoteosis que culmina con su voz declamando y dirigiendo un torbellino cuya intensidad bordea la experiencia progresiva.

Después de tan brutal y creativa descarga llega como un bálsamo la caricia melódica “Källans Återuppståndelse”, flotando a cámara lenta, entre el cabaret y el kosmische. Un preludio perfecto para el gran final, “Come Wander With Me/Deliverance”, que se toma su cuarto de hora en una digresión sonora que aúna el gorgorito operístico con agudos de rompe y rasga por una senda que transitó Björk, pero que ella lleva a un terreno personal que conecta tanto con el doom metal de Black Sabbath como con la experimentación de Einstürzende Neubauten, combinando repetitivos pasajes ruidistas en una catarsis techno-rock de altos vuelos. Mención especial para la portada, tan tenebrosa como el contenido. ∎

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