Sonará precipitado, pero me atrevería a decir que el nuevo disco de
Françoise Hardy podría ocupar un lugar tan relevante en su carrera como, por ejemplo,
“La question” (1971), aunque por motivos bien distintos. Si aquel nació con la voluntad de dar carpetazo a su imagen de jovencita ingenua,
“La pluie sans parapluie” deja atrás el ominoso interrogante en que, debido al cáncer, se había convertido su futuro. No olvida el ruido de fondo, pero mira a los ojos de la enfermedad con mayor temple incluso que en
“Tant de belles choses” (2004).
Precedido por un disco de dúos –
“(Parenthèses…)” (2006)– y unas memorias, en “La pluie sans parapluie” la cantante se deja querer por admiradores –hay temas de Calogero, Jean-Louis Murat, Le Grande Sophie y Arthur H–, pero resulta muy significativo que sea ella quien componga la mayoría de canciones (secundada por el fiel Alain Lubrano), derrochando clase tanto en los pasajes melancólicos como en el empuje pop de
“Champ d’honneur” y
“Les pas”. Bajo su discreto encanto de disco otoñal, hallamos aquí a una mujer que ha vuelto a coger las riendas de su vida. ∎