“Soy muy bueno como escritor, muy bueno”, empieza soltando, jocoso pero convencido. Lo de jocoso es una buena señal, porque su mala salud de hierro se lo ha puesto difícil en los últimos tiempos. Desde 2013 le ha hecho pasar un calvario que cronológicamente se resume así: cáncer, trasplante de riñón, amputación de las dos piernas, infarto. Sentado en su silla de ruedas, inaccesible al desaliento, nos recibe en el comedor de su casa de Sant Just Desvern y se presta a la entrevista como si nada de eso hubiera ocurrido.

Su nuevo libro, decíamos. Recoge seis relatos en catalán. “Son más bien novelas cortas, sobre todo la que le da título”, puntualiza. Los seis son irónicos, divertidos –por momentos, delirantes– y muestran una habilidad desbordante –que me ha recordado a la de Pere Calders en “Cròniques de la veritat oculta” (1955)– para que historias surrealistas, kafkianas, deriven en algo verosímil, casi en propuestas de realidad que lo raro es que sean solo fantasías. Y que también, unas más que otras, reparten estopa a quien haga falta, sobre todo a la terna formada por políticos, alta burguesía y religiosos.

¿Tienes fijación con ese tridente?

No sé si tengo una fijación con ellos. Más bien tengo una fijación con todo el mundo. Me dijo una vez Antonio Baños: “Àngel, tú pasas factura a la gente con tus novelas”. Y me quedé pensando, porque no me había fijado si lo hacía, la verdad es que no era mi voluntad. Pero después vi que sí, que lo hago. ¿Y por qué no hacerlo? Así aprovecho para realizar crítica política y crítica social, de cómo los que mandan conducen a este país al ridículo. Igual son manías de escritor viejo.

¿Igual por eso no tienes tanta repercusión como escritor, por las collejas que pegas a las altas instancias?

Podría ser. Tengo amigos a quienes el relato de “Sursumcorda.com”, ese de la web de contactos sexuales para curas y monjas, les ha sentado fatal. A pesar de que la evolución de esa historia, donde todo lo que cuento es ficción, salvo lo del escándalo aquel de pederastía de la Iglesia católica de Boston, tiene todo el sentido. ¿Por qué no podría ser que se crease una página web de contactos para religiosos que están en contra del celibato? Encima lo cuento con ese aire de humor, de sarcasmo, que a mí me hace tanta gracia utilizar. Pero mira, con todo y con eso, les ha sentado fatal.

Además, una web así sería de las más morbosas, porque los usuarios serían gente que está realmente muy necesitada de sexo, muy caliente.

Por suerte, un vecino de aquí al lado, que es muy amigo mío, me dijo: “Tío, es que leyendo ese relato de mosén Tomàs y sor Deborah me he puesto bien cachondo”. Mira, hay gente que lo pilla. Pero que conste que no lo escribí como una frivolidad, nunca he sido frívolo, ni cuando trabajaba en la tele ni cuando escribía en ‘Fotogramas’, nunca. Porque el celibato es un tema muy serio, y yo no soy ni católico ni creyente, soy un ateo de cojones, pero el celibato es un problema muy grande dentro de la Iglesia. Eliminándolo no se acabaría con la pederastia, vale, pero sí con esos curas que van follándose monjas o feligresas que se confiesan. En su casa ya tendrían donde meterla. Mira los evangélicos, esa secta protestante que tiene sus sacerdotisas y donde los capellanes se casan. La historia está llena de papas que tenían hijos, la Iglesia católica ha sido un desastre con todo eso.

Pues mira, me han gustado y divertido los seis cuentos del libro, pero si tuviera que escoger solo uno sería ese, “Sursurcomda.com”. Lo leí del tirón, no podía parar. Y sí, también me puso cachondo. Otro que me enganchó de manera parecida fue el del picadero, “El discret hostal del fanalet vermell”.

De los personajes que salen en el del “fanalet” conozco personalmente, con nombres y apellidos, a muchos, y han hecho todos exactamente lo mismo que explico en ese relato: putadas muy gordas de abogados, follarse a una tía mientras su mujer estaba pariendo... El de “L’agonia de Bakunin” también nace de la realidad, porque mi cuñado vive en la calle donde sitúo el accidente del que parte ese relato y muchas veces él también se ha encontrado a perros de okupas atropellados por coches, y a partir de ahí se me ocurrió esa historia.

Ah, y si te ha gustado este libro, te recomiendo que leas mi novela anterior, que es la mejor que he hecho, “Sidonie tiene más de un amante” (Catedral, 2020). La inspiración para escribirla me vino de la canción “Sidonie” que cantaba Brigitte Bardot en la película “Una vida privada” (1962) de Louis Malle. El libro va de un tío del barrio de Sants, porque siempre me gusta colocar a la gente en lugares que conozco, y ese es el barrio de Barcelona donde nací y crecí. No te explico más para no hacer spoiler. Pero, mala suerte, se publicó justo cuando empezaba la pandemia y lo del confinamiento, se fue al carajo la promoción, funcionó mal a nivel de ventas. Una lástima.

¿Y qué es lo siguiente que vas a escribir?

Quiero parar el ritmo. Me comprometí, antes de que me pasase todo lo que me ha pasado a nivel de salud, a escribir un libro por año. Si Woody Allen hace una película en un año, por qué no puedo hacer un libro. Pero entre la pandemia y que me empecé a encontrar cada vez peor... Y ahora, cuando ya he vuelto a poder escribir, porque he estado un año y medio sin poder leer ni escribir, porque no tenía la cabeza para eso, ahora quiero hacerlo cuando me apetezca. Quiero disfrutar más eso de ser jubilado. Tengo una vida sedada y quiero esa tranquilidad: cenar de nuevo con amigos, irme el fin de semana a Selva de Mar... Me lo tomo todo con filosofía, podría estar muy enfadado, pero no lo estoy. Por ejemplo, por la no adaptación de los espacios a las personas que vamos en silla de ruedas, hospitales incluidos. Cuando ves el mundo desde aquí te das cuenta de muchas cosas en las que antes no pensabas. Mira, ahora nos hemos comprado una furgoneta que no puedo conducir, evidentemente, y al entrar ahí me siento como un supositorio al que meten por detrás y encajan entre dos asientos.

Aquel “Nuevo Periodismo”

“Fundé ‘Vibraciones’, también tenía sección o crítica diaria en ‘El Correo Catalán’, ‘Mundo Diario’, era el crítico de la revista ‘Fotogramas’, que fue tan emblemática en los años 70, estábamos el Manolo Vázquez Montalbán, el Perich, la Maruja Torres, el Vila-Matas, Jaume Figueres... Cuando se habla de ‘Nuevo Periodismo’ el referente es Estados Unidos, evidentemente, con la pandilla que tenían allí, pero aquí en España fue ‘Fotogramas’. No las revistas marginales, ni ‘Vibraciones’ o ‘Ajoblanco’, no, no. ‘Fotogramas’ creó un periodismo con sello propio, diferente, con un tono de comedia y de divertimento, de lectura obligada para los líderes de opinión, tanto de cine como de política como de lo que fuera. En su época buena debía tirar setenta u ochenta mil ejemplares y cada uno tenía el valor de la persona que lo leía y esa persona era importante en su ámbito, no era el ‘Hola’ o el ‘Diez Minutos’, tenía mucho peso específico. Lo que se publicaba en ‘Fotogramas’, al tanto. Bueno, salvo los artículos de Vila-Matas, que se los inventaba todos”.

Aflojar el ritmo

“Entonces yo estaba muy metido en la música, hice lo de ‘Popgrama’ con Carlos Tena, Diego Manrique y compañía, y ‘Musical Express’... Pero decidí que no quería ser un crítico de 50 años yendo a escuchar a críos de 18; el mismo público me habría desplazado. Y propuse a TV3 hacer un ‘late night show’, al estilo del de Johnny Carson, y de ahí salió ‘Àngel Casas Show’. Eso no significó que rompiese con la música, porque todos mis programas de televisión han tenido música en vivo y he traído a gente fantástica, desde Ten Years After hasta Tito Puente, artistas muy variados. Aunque no llevaba a los Julio Iglesias, había una selección en lo que programamos. Pero ya no era el crítico que tenía que escuchar cada semana todos los discos, hacer la crónica y todo eso. Que es lo que yo quería, dejar de estar pendiente de que no se me escapase nada, aflojar el ritmo”.

“Y sí, continúo escuchando música. Cuando quiero música nueva se lo digo a mi hija pequeña y ella me hace una ‘playlist’ con cosas de ahora, pero cosas que ella sabe que me gustarán, que son canciones, que no es rap ni reguetón. El rap creo que tiene mucha gracia cuando está bien hecho, pero cuando lo cogen por los pelos dices ‘hombre, no se puede rimar de esta manera, eso no es poesía, eso es un apaño’. Puedo escuchar a Esperanza Spalding, la jazzista, o a Norah Jones. Pero, claro, es que estas también llevan entre 15 y 20 años publicando discos. Leopoldo Pomés me decía: ‘De todo hace 20 años’. Pero es que ahora para mí ya son 40 años o más de muchas cosas: de ‘Musical Express’, de ‘Fotogramas’... Piensa que empecé a vivir del periodismo en 1969”.

Nueve millones de espectadores, Jordi Pujol, Jorge Javier Vázquez

“‘Àngel Casas Show’ era uno de esos programas de TV3 que en Cataluña decías ‘lo ve todo el mundo’. Y la versión que se hizo para TVE, ‘Un día es un día’, el de los estriptis, tenía ¡nueve millones de espectadores! Es que con nueve millones de espectadores no puedes salir a la calle. Me acuerdo que hicimos un estriptis de una azafata que, con una coreografía inspirada en eso de cómo ponerte el chaleco salvavidas, se iba quitando la ropa. Y en un vuelo las azafatas de Iberia me tiraron adrede un café encima, se enfadaron mucho. No calculé que sus compañeros se reirían de ellas y les harían coña con aquello. Era una época en la que me iba a echar gasolina a la gasolinera de aquí detrás y era todo el rato ‘Àngel, vaya tía que se trajo usted al programa del otro día, Àngel menudo estriptis el de la…’”.

“Cuando me enfadé con TV3, en 1988, primero me fui a ‘Las tardes de la SER’ y luego salió lo de TVE con ‘Un día es un día’. Es que tuve discusiones muy violentas y con muy mala leche con TV3. Intervino incluso Jordi Pujol. Un día le dije: ‘Jordi, no puede ser que el presidente de la Generalitat y yo estemos hablando de mi contrato y de mis condiciones en TV3’. Y respondió: ‘Tranquilo, ya lo arreglará el Prenafeta’ –se refiere al secretario general de la Presidencia de la Generalitat, mano derecha de Jordi Pujol–. Cuando me fui quisieron hacer un ‘Àngel Casas Show’ sin Àngel Casas; lo intentaron con Mercedes Milá, pero ella tiene un catalán que no se sostiene en TV3, y también con Pepe Navarro, con quien hicieron un programa piloto donde se gastaron una señora pasta y que no llegó ni a emitirse”.

“Recientemente, los del ‘Deluxe’ me han ofrecido dinero para ir a explicar mi vida sanitaria. Les digo que no voy de ese palo y contestan: ‘Si es por dinero…’. Pero es que no quiero salir en Telecinco, no tengo nada contra Jorge Javier Vázquez, pero sí contra Telecinco. Están atontando a la gente y no quiero ir a una cadena como esa”.

Frank Zappa y Pablo VI, Boy George y los franciscanos descalzos

“Cuando hicimos la primera portada de ‘Vibraciones’, se la dedicamos a Frank Zappa, que venía a actuar aquí. Y me fui con Gay Mercader a verlo a Roma, porque tocaba allí primero, antes de Barcelona. Lo entrevisté en una plaza, estábamos en un bar. E hice esa cosa tan tonta, que ahora está claro que no haría, como pedirle que nos dedicase una fotografía. Y cogió una postal del papa Pablo VI que había por allí, y que era clavado a él pero sin perilla, así que le dibujó una perilla y firmó ‘Frank Zappa’”.

“Ya que andamos con lo religioso, recuerdo también estar en Londres con un frío muy importante esperando a Boy George para entrevistarlo. Y se nos presenta el tío vestido solo con una sotana y llevando unas sandalias de esas de franciscano descalzo, tiritando y muerto de frío. No dábamos crédito, era como ‘¿y esto?’”. ∎