Cómic

Aude Picault

DiosaGarbuix Books, 2022

26. 07. 2022

La materia bíblica ha sido objeto de múltiples reinterpretaciones (pos)modernas, desde el “Noé” (2014) de Darren Aronofsky a la saga en cómic –pronto serie de Netflix– de “The Sandman” (1989-1996), de Neil Gaiman y varios dibujantes, donde Eva, Lucifer, Caín o Abel eran personajes recurrentes. No es de extrañar que el interés por esas historias míticas nunca decrezca, ya que, credos al margen, en ellas se encuentran muchas de las claves de la civilización occidental. “Diosa” (2019; Garbuix Books, 2022), de la autora francesa Aude Picault (1979), parece en un primer vistazo otra aproximación irreverente que busca desacralizar los textos originales por la vía del humor y el erotismo. Sin embargo, su lectura revela mucho más.

Este pequeño libro, de formato ideal para llevar en el bolsillo o para sacarlo rápidamente en un momento de intimidad en el que pudiera ser necesario, pertenece originalmente a la colección de cómic erótico BD Cul de la editorial Les Requins Marteaux, donde también han publicado Émilie Gleason, Bastian Vivès o Ugo Bienvenu. “Diosa” no se esconde detrás de una coartada intelectual ni pretende negarse a sí misma: es una obra pornográfica, con escenas de sexo explícito y excitante que se benefician del dibujo curvilíneo de Picault. Pero también es evidente la intención de construir un discurso en torno al sexo en el origen mítico de la humanidad, que busca subvertir el orden patriarcal desde lo lúdico y lo lúbrico. Para ello, resulta lógico recurrir a la figura de Lilith, la apócrifa primera mujer de Adán, desterrada por querer llevar la voz cantante en el folleteo –en “Diosa”, significativamente, es ella quien elige marcharse antes que someterse– y que será sustituida por Eva, más inocente pero también más salida que el pico de una mesa. Creada por bipartición del cuerpo de Adán, Eva solo piensa en el sexo, pero siempre deja que sea él quien decida cómo se hacen las cosas, qué está prohibido y qué no, de acuerdo con los designios de un Dios al que nunca vemos, pero que constantemente está pendiente de lo que hacen sus creaciones.

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Con escenas plásticamente muy imaginativas –por ejemplo, una en la que Lilith modela con su propias manos el cimbrel de Samael para acabar con su asexualidad–, “Diosa” reflexiona sobre la libertad sexual de las mujeres, pero también sobre cómo se ha construido el tabú del sexo en las religiones organizadas, vinculado siempre al patriarcado. Lo hace sin grandes discursos, sobre todo con la fuerza del dibujo y su capacidad para transmitir mostrando más que contando, para que cada cual saque sus propias conclusiones y sin olvidarse nunca de que aquí hemos venido a disfrutar. ∎

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