Chris Frantz, David Byrne y Tina Weymouth: bustos parlantes.
Chris Frantz, David Byrne y Tina Weymouth: bustos parlantes.

Entrevista

Chris Frantz: “Talking Heads nunca tuvimos desavenencias musicales. El problema fue el dinero”

“Amor crónico”, las memorias del batería que cofundó Talking Heads y Tom Tom Club, ofrecen una larga reflexión sobre una carrera que tuvo tantas alegrías como decepciones. En diálogo con Rockdelux, Chris Frantz concede más detalles de su complicada relación con David Byrne y otros colegas de peso, y arroja luz sobre aquellas épocas tan mitificadas.

14. 04. 2021

Desde su casa en Connecticut, a Chris Frantz se le nota relajado. Y, por qué no, aliviado. Desde que publicó su libro de memorias el año pasado, puede estar tranquilo: su historia ya está circulando en librerías, editada en España con el título de “Amor crónico. Talking Heads - Tom Tom Club - Tina” (2020; Libros del Kultrum, 2021). Allí recupera recuerdos que giran en torno a su vínculo con su esposa, Tina Weymouth, con quien fundó Talking Heads junto a David Byrne durante sus años como estudiantes en una escuela de arte de Rhode Island.

Las memorias de Frantz aportan un punto de vista realista y pragmático a un relato del rock que no nos cansamos de idealizar. Si bien nos cuenta una historia feliz de principio a fin, a quienes adoramos la new wave y el post-punk –y en especial a David Byrne– nos deja masticando cierto desencanto que tras ser escupido podemos ver con mayor claridad: ¿las estrellas de rock son así de mezquinas? Aparentemente, sí.

Pero más allá de despotricar contra viejos compañeros de ruta, Frantz también entrega detalles muy ricos que permiten entender cómo operaba la industria durante la transición entre el punk y la new wave, y comprender mejor el aporte de Talking Heads al devenir de la música popular. Aporte que los premios Grammy acaban de reconocer este año al otorgarle a la banda el Lifetime Achievement Award.

Las crudas memorias del Talking Head. Foto: Tina Weymouth
Las crudas memorias del Talking Head. Foto: Tina Weymouth

¿Estás satisfecho con el Grammy honorífico?

Con Talking Heads nunca nos preocupamos demasiado por los Grammy. No era algo importante para nosotros porque sentíamos que era para bandas más comerciales. Dicho esto, cuando te entregan un premio en homenaje a tu trayectoria es algo diferente. Es mucho mejor que ser premiado como “Mejor Banda Nueva” o algo por el estilo. Representa algo más grande, así que estamos muy contentos de haberlo recibido.

Al leer tus memorias, da la sensación de que junto a Tina habéis jugado el rol de padres dentro de una industria plagada de actitudes infantiles. Hasta parece que habéis disfrutado de ese papel...

Creo que tienes razón, aunque no era algo que siempre disfrutamos. Algunas veces nos hubiera gustado a nosotros ser los niños. Desde que surgieron los Beatles siempre tuve la fantasía de que iba a ser una gran estrella de rock. A veces, consentía esta fantasía con alcohol, drogas y cosas por el estilo. Afortunadamente, tenía a Tina al lado, quien me advertía cuándo debía dejar de comportarme de esa forma, y entonces me lo tomé muy en serio. Ahora sigo disfrutando de tomar marihuana –aunque no la fumo, la consumo como comestible–, pero ya no tengo esas borracheras salvajes que tenía a mediados de los 80. Ahora trato de cuidar mi salud. El próximo mes cumpliré 70 años, así que llega una época en la que simplemente tienes que estar tranquilo. 

Además de David Byrne, el libro resalta las actitudes reprochables de nombres como Lou Reed, Patti Smith o Brian Eno, entre otros. ¿Fue intencional de tu parte haber mostrado un lado miserable de la industria?

Sí. Todos tienen esa fantasía de que el rock es algo divertido y que representa la juventud, la libertad, la vitalidad y un poco de peligro. Luego trabajas con tus ídolos rockeros y te das cuenta de que no todos son agradables. A veces, pueden ser muy egocéntricos. Es menos frecuente que un artista sea agradecido, receptivo y cálido. Un día pueden ser muy generosos y al otro ser totalmente egoístas. Es complicado.

“El hecho de que alguien tenga síndrome de Asperger no quiere decir necesariamente que sea egoísta, desagradable o cruel. Sin embargo, David (Byrne) ha sido egoísta, desagradable y cruel no solo conmigo, sino con mucha gente en su vida. ¿Puedo culpar al Asperger por eso? Realmente, no. Entiendes lo que quiero decir, ¿verdad?”

Algunos episodios que narras son muy ilustrativos en este sentido...

Con Patti Smith, por ejemplo, me he cruzado cientos de veces y ella nunca recuerda quién soy. Nunca. Es raro. La última noche del CBGB se negó a que se presentara Blondie. Exigió ser ella quien cerrase el show y ser la última persona en tocar allí, y Debbie (Harry) tuvo que adelantar su actuación a la noche anterior. No había razón para ello. Patti Smith nunca fue amable con Debbie. ¿Por qué? Creo que podrás imaginarlo. Consideraba a Debbie menos talentosa que ella. Patti Smith proyecta la imagen de ser muy cariñosa, pero a veces puede ser poco agradable. Cuando nos conocimos, nos dijo: “Ah, vosotros sois los chicos de la escuela de arte. Ojalá mis padres hubieran tenido el dinero suficiente para pagarme esos estudios”. No me malinterpretes, no quiero decir que sea una mala artista.

Otra revelación es que fuiste tú quien tuvo el primer acercamiento con Brian Eno, y no David Byrne...

Fue mi sugerencia que él nos produjera, y en un principio Jerry (Harrison) y David (Byrne) fueron escépticos con la idea, pero luego accedieron. Más tarde, Eno dio la espalda al resto de la banda excepto a David, como si fuéramos menos importantes. Es algo un poco doloroso, y no me arrepiento de haber trabajado con él porque es un gran artista, pero no siempre es una gran persona.

¿Por qué Talking Heads se demoró tanto en grabar su primer disco? Tenían muchas ofertas tentadoras sobre la mesa y ya eran muy conocidos por sus shows en vivo.

Habíamos grabado algunas demos gracias a un A&R de Columbia Records llamado Mark Spector. Él nos llevó al estudio donde tocamos un set entero en una noche. Comprobamos que el hecho de grabar era algo muy interesante, pero también que, en aquel momento, no era el tipo de música que yo escucharía una y otra vez. Entendíamos que aún teníamos un camino por recorrer antes de entrar al estudio. Algunas bandas cometen un error al grabar su primer material tan temprano, y luego no vuelven a tener una segunda oportunidad. Éramos conscientes de eso y fuimos precavidos.

¿Los otros tres estaban de acuerdo en eso?

Sí. Por alguna razón, David Byrne quiso dar a entender que había muchos desacuerdos dentro de la banda, pero la realidad es que en nueve de cada diez ocasiones estábamos de acuerdo. Los problemas con Talking Heads llegaron tiempo después y no estuvieron relacionados con la música ni con la estética, sino con los negocios, que se fueron volviendo cada vez más injustos a medida que el tiempo pasó.

El  batería de Talking Heads: el ritmo en sus manos. Foto: Ebet Roberts
El batería de Talking Heads: el ritmo en sus manos. Foto: Ebet Roberts

En el libro citas una conversación con Lester Bangs durante la etapa en Talking Heads, en la que él te dijo: “Lo vuestro es ser lo más ‘cool’ a base de ser lo menos ‘cool’ posible”. ¿Coincidiste con su idea?

Creo que su idea de lo cool estaba más emparentada con artistas como Lou Reed, The Stooges o The New York Dolls. Cuando Lester nos vio por primera vez, no nos entendió, o no le gustamos porque éramos muy diferentes a todas esas bandas. Tiempo después, tras habernos visto reiteradas veces –creo que gracias a que una chica con la que salía era fan nuestra–, se dio cuenta de que allí había algo, y su forma de demostrarlo fue decirnos que éramos “poco ‘cool’”. Lo acepté porque estaba claro que al lado de tipos como Lou Reed, no teníamos mucha onda (risas).

Aunque no lo haya confirmado formalmente, David Byrne nunca rechazó la idea de que padece síndrome de Asperger. Tú no lo mencionas en el libro, pero ¿crees que eso podría explicar su actitud? Me refiero a las dificultades que tuvo para vincularse con Tina y contigo y con el resto de sus colegas.

No soy psiquiatra y, hasta donde sé, David nunca fue analizado por un psiquiatra. Así que no sé si él tiene o no síndrome de Asperger. Pero si lees un listado de los síntomas o de los típicos efectos secundarios, notas que, de hecho, David tiene muchos. Tengo que ser muy cuidadoso cuando hablo del tema porque hay gente que puede sentirse ofendida si yo o cualquier otro decimos algo sobre ello. Pero cuando conocimos a David supimos que había algo diferente en él y eso fue lo que nos atrajo, porque siempre tenía un punto de vista distinto de las cosas. Eso lo convirtió en un artista muy interesante, pero no sé si explica muchos de sus comportamientos. El hecho de que alguien tenga síndrome de Asperger no quiere decir necesariamente que sea egoísta, desagradable o cruel. Sin embargo, David ha sido egoísta, desagradable y cruel no solo conmigo, sino con mucha gente en su vida. ¿Puedo culpar al Asperger por eso? Realmente, no. Entiendes lo que quiero decir, ¿verdad?

¿Tomaste el éxito del primer álbum de Tom Tom Club como una especie de venganza contra aquellos que no confiaron en tus habilidades creativas?

No lo veo como una venganza, pero sí como algo muy satisfactorio. Llegó en una época en que Tina y yo necesitábamos un empujón para nuestra moral... y para nuestras cuentas bancarias (risas). Tom Tom Club fue algo mágico, especialmente en el primer álbum, de 1981. El otro día escuché de nuevo “The Good, The Bad And The Funky” (2000) porque estamos a punto de lanzar una reedición, y realmente suena fantástico. Fue algo que hicimos hace más de veinte años y todavía suena moderno. ∎

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