David Bowie (1947-2016) había cantado en el festival de Glastonbury en 1971. Show corto de siete canciones con el amanecer de testigo. Él solo; todavía no era la estrella que pronto conocería el mundo. Presentó “Ch-ch-ch-Changes” por primera vez en público: sintomático cambio hacia el estrellato. Treinta años después, en el año 2000, volvió: 25 de junio, domingo de cierre, con el anochecer dando brillo a un directo impecable de veintiuna canciones esplendorosas, un grandes éxitos a la vieja usanza; un hit detrás de otro. Se emitieron solo treinta minutos por televisión, pero ahora tenemos el show completo en este DVD (más doble CD; también existe una versión en triple vinilo) que es un inesperado regalo antológico.

Porque este es el concierto soñado por cualquier fan: arranca con la siempre difícil “Wild Is The Wind”, que él doma portentosamente con su voz de crooner blanco con alma negra; y, a partir de ahí, el carrusel de sensaciones se sucede en escala creciente hasta magnificar el arcoíris de un repertorio glorioso: “China Girl”, “Changes”, “Stay”, “Life On Mars?”, “Absolute Beginners”, “Ashes To Ashes”, “Rebel Rebel”… y así.

La guitarra de Earl Slick –su escudero desde “Diamond Dogs” hasta “Young Americans” (1974-1976) y, después, en la gira de “Serious Moonligt Tour” (1983)–, el bajo de la fiel Gail Ann Dorsey –con él desde 1995, en el “Outside Tour”; aquí suple la voz de Freddie Mercury en “Under Pressure”– y el piano de Mike Garson –presente en la gira de “Ziggy Stardust” y en “Aladdin Sane” (1973)– son la base musical de un show para la masas que aúna el pop crossover con pasajes experimentales ya asimilados por el imaginario colectivo de una manera natural, tanto como su rock con trepidación glam y su particular blue-eyed soul: todoterreno Bowie, una escuela en sí misma.

Esta edición incluye en su libreto ocho entradas de un diario del propio Bowie escrito en los días previos (del 15 de mayo al 11 de junio) y publicado por el semanario inglés ‘Time Out’. Curiosa lectura: habla con brillante espíritu crítico de “Granujas de medio pelo” de Woody Allen, del musical de Broadway “The Wild Party” de George C. Wolfe, de Damien Hirst, de Jeff Koons, de la serie de TV “The Corner” de David Simon… David Bowie, divino, siempre en la cresta de la ola.