Temor a una guerra nuclear, crisis energética, inflación galopante. Los años veinte del siglo XXI distan mucho de ser felices y en su lugar asumen impertérritos la condición de ajustado revival de la década de los 70 del siglo XX. Apegados a la nostalgia que no cesa, los fenómenos culturales del pasado son olas que rompen una y otra vez en el dique del (cada vez más deglutido y regurgitado) zeitgeist contemporáneo. Espoleado por un entorno favorable a todo tipo de teorías conspirativas descabelladas, el (mal llamado) mundo del misterio (lo que podríamos denominar, en el lenguaje común de los iniciados, como “estos temas”), que conoció durante el último cuarto del siglo pasado su particular edad de oro, atraviesa un momento de efervescencia inusitada, vuelve a reclamar un puesto en la conversación pública y se asoma sin rubor a las pantallas de todo pelaje y (afortunadamente, piensa quien firma estas palabras) a las estanterías de las librerías.
“Olot” (2022), del Dr. Alderete (Jorge Alderete; Santa Cruz, Argentina, 1971), orgullosamente presentada por Autsaider Cómics como “una novela” en su propia cubierta, es un viaje psicogeográfico a la localidad gerundense, vehiculado por un café, un deseo, un paseo y una charca de edad insondable. Un cómic que pivota sobre un hito cíclico de inspiración lynchiana –o quizá deberíamos decir carteresca, en tanto que los agentes Mulder y Scully se asoman juguetones tras la pantalla de una televisión que centellea en una de sus viñetas– para pasar revista a varias historias que tienen en Olot su eje central, todas rebosantes de contenido mítico y cercanas a lo inexplicable, lo misterioso y lo inefable, aunque ancladas en el estrato de nuestra realidad tangible. Así, en las páginas de “Olot” se dan cita una escultura moái esculpida en piedra de la Garrotxa, unos brutales asesinatos a sangre fría, una abducción extraterrestre, una lección de vulcanología creativa, un celador escalofriante y un vidente místico. No hay más orden ni concierto que el del plástico, sugerente y psicodélico dibujo del Dr. Alderete, entregado aquí a una exposición rigurosa de los hechos acaecidos en la capital catalana del misterio (en la mejor tradición de los reportajes de ‘Más allá’ o ‘Año/Cero’), de explosiva paleta de color rebosante de aroma pop, con firme y grueso trazo negro que delimita con dureza el viaje del lector por sus páginas. Ideal para deshacerse de las guías Routard o similares y adentrarse en los parajes volcánicos de la Girona salvaje sin brújula ni equipaje. ∎
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