La corrección política, es bien sabido, hace estragos en la comedia: el género más asilvestrado y menos legitimado por la cultura oficial se vuelve blandengue, amorfo y rara vez disruptivo y sincero, ya no digamos crudo e incómodo. No es casual que cada vez en más series aparezca la sala de ejecutivos de televisión, ni que sea un espacio para la desolación, la sonrisa congelada y la dentadura blanqueada, del que los humoristas salen al borde de la renuncia. Por este motivo, los límites del humor (y la estulticia derivada) se están convirtiendo en eje de las mejores comedias: cómo franquearlos o transgredirlos, cómo avanzar cuando se exige el freno de mano. Todo ello configura un período de autorreflexión: cuestionamiento, replanteamientos, posibilidades de cambio.

La primera temporada de “Hacks” (2021-) se armaba sobre estas cuestiones, según una forma dinámica y femenina de buddy movie: Deborah (Jean Smart), una antigua estrella cómica de Las Vegas en decadencia, y Ava (Hannah Einbinder), una joven guionista víctima de la política de cancelación, en busca de una carrera. La serie, creada por Lucia Aniello, Paul W. Dawns y Jen Statsky, es valiosa planteando buenas preguntas al abordar lo que podría traspasar entre una y otra; el modo en que ambas podrían modificarse, aprender en común y conseguir que de ahí surja algo vivo, imprevisto para ellas. Esta nueva temporada tira del hilo de esa historia y aunque la sensación es de pérdida de fuelle, de que los secundarios no rompen sus contornos tópicos y de que se llega a un punto muerto, hay una ganancia y mayor profundidad en la carga emocional entre ambas, en todo lo que se dicen sin decirse.

El talento de las dos actrices es aún más destacable si tenemos en cuenta que la realización es mediocre –montaje saturado, inevitable propensión al plano que enfatiza la expresión psicológica– y contraria al recorrido que debería mostrar: el redescubrimiento de la honestidad y del atrevimiento, fuera del refugio en las fórmulas. En este sentido, Jean Smart interpreta excavando en el pozo de su historia: más que en la ligereza cómica, toca las mejores teclas en sus cúmulos de resentimiento y de frustraciones. Es ahí donde se esconden sus mejores expresiones, las más profundas, dolorosas y misteriosas. Hollywood y Las Vegas son mundos de fingimientos, de presión sobreactuada, que por lo general cargan de tics y amaneramientos. “Hacks” trata de la imposibilidad de quitarse las máscaras, pero también de la posibilidad de crear historias íntimas en las que desprenderse de lo superfluo y mirarse a los ojos con confianza no declarada. ∎