La alienación lleva tiempo siendo uno de los grandes temas de la ficción contemporánea. La ansiedad social, la desconfianza en los demás y la paranoia parecen dominar gran parte de los discursos artísticos, y no es de extrañar, en la era del turbocapitalismo y el individualismo depredador. Más aún –nos dice Nick Drnaso (Palos Hills, 1989)– en los Estados Unidos traumatizados por la doctrina del shock y el ascenso del neofascismo. Drnaso continúa la tradición de historietistas que han explorado la cara oculta de esa ficción llamada “sueño americano” –como Daniel Clowes o Chris Ware– y dio buena muestra de ello en “Sabrina” (2018; Salamandra Graphic, 2019), obra que le deparó una merecida fama y que disparó la expectación por su siguiente trabajo.
En “Clase de actuación” (2022), con traducción de Carlos Mayor y publicada aquí solo un mes después de su edición norteamericana, profundiza en los mismos temas, pero lo hace de un modo más oblicuo e intimista, a través de un plantel de diez personajes, perdedores de diferente pelaje que se sienten desorientados y necesitan un aliciente en sus vidas, que llega en forma de clases de teatro. Impartidas por un profesor de extravagantes métodos e intenciones poco claras, las sesiones incluyen dinámicas de improvisación y ejercicios cada vez más enrevesados y perturbadores, que afectarán en diferente grado a los alumnos.
Hay quienes critican el hieratismo y la frialdad del estilo gráfico de Drnaso sin entender que es precisamente eso lo que busca. Apegado a un clasicismo narrativo que no recurre a experimentos de montaje ni rompe la estructura de la página, lo que hace el autor es renunciar a toda la panoplia de recursos expresivos que la tradición del cartoon ha ido acumulando; convenciones de su lenguaje que permiten representar, de forma estandarizada, estados de ánimo y emociones. En lugar de eso, su dibujo –caricaturesco pero de base fotográfica– fabrica máscaras que nos impiden saber con precisión qué piensan o sienten los personajes… que es exactamente lo que nos sucede cuando hablamos con personas a las que no conocemos bien. Drnaso demuestra que a veces, para conseguir una representación psicológica veraz, es mucho más efectivo recurrir a la síntesis gráfica que a un supuesto realismo visual y confiar en unos muy bien escritos diálogos naturalistas.
En el tramo final de “Clase de actuación” sucede como en el cine de David Lynch: dejamos de hacer pie y, sin asideros, nos perdemos en las aguas donde se confunden realidad y ficción, que Drnaso dibuja intencionadamente con el mismo tono gráfico. Cada personaje desarrolla su propia improvisación, tan real como sus vidas, hasta que algunos acaban perdiendo su identidad por el camino: una pesadilla para unos, una liberación para otros, pero que igualmente convierte este cómic en una historia de terror contemporáneo absolutamente desoladora. ∎
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