Libro

Paul McCartney

LetrasLibros Cúpula, 2021

25. 11. 2021

Con el recuperado “I · Me · Mine. Letras y memorias” (Libros del Kultrum, 2021) de George Harrison aún caliente, llega al escaparate el esperado “Letras” de Paul McCartney. Un trabajo de análoga estructura y filosofía en el que, a falta de autobiografía o diarios, el músico de Liverpool dispone su cancionero como guía alfabética a partir de la cual revisar, a modo de balance vital, su crónica íntima y artística.

Es justo reconocer que el catálogo impresiona por su extensión y calado: de melodías infantiles como “We All Stand Together” a aquellas “Silly Love Songs” que John Lennon tanto ridiculizaba, pasando por el clásico “Liverpool Oratorio” o, sobre todo, el irreductible legado pop junto a The Beatles, su firma ha combinado mayoritarios ciclos de gloria, reforzados por cierto poso literario, con otros de anodina producción. Todos quedan condensados en las letras –no traducidas, solo en inglés, a diferencia del resto del texto– de estas 154 canciones, compuestas por McCartney desde 1956 hasta la actualidad, en solitario o en compañía primordialmente de Lennon, no siempre grabadas por él y agrupadas en dos suntuosos volúmenes estuchados. El ex-Beatle las arropa con la analítica introducción y la edición del poeta, ganador del Pulitzer, Paul Muldoon, con quien sostuvo entre los veranos de 2015 y 2020 los diálogos que alimentan su contenido.

Una cita del “Hamlet” de Shakespeare –“Sé sincero contigo mismo”– abre un trabajo en el que su autor parece asumir los consejos del Bardo de Avon. Un objetivo que deja entrever desde su prólogo y que se expresa en una lectura más autocrítica de lo esperado, hasta el punto, sí, de confesar sentirse avergonzado –“Oh, Dios, ¿hasta dónde puede llegar tu banalidad?”, escribe– de algunas de sus partituras. A través de ellas se canaliza el examen autobiográfico y la relación con unas melodías erigidas en territorios de partida y confluencia de su génesis, anecdotario y, lo que es más interesante, de reflexiones sobre fama, amistad, influencias, política, ecologismo o, sobre todo, familia, marcado por la muerte de su madre cuando tenía catorce años. Y es que las raíces juegan un papel determinante en la arquitectura emocional de McCartney, apelando a ellas desde la dedicatoria –“… a mi mujer, Nancy, y a mi madre y a mi padre, Mary y Jim”– hasta convertirlas en móvil más o menos directo, más o menos evidente, de numerosas composiciones, de sustrato autodidacta y edificadas en ocasiones gracias al mero accidente.

La entrega, con traducción de Eva Raventós, tampoco desdeña la trascendencia de la imagen como factor contextualizador y fetichista. De ahí, la inclusión de una poco difundida selección fotográfica, así como de facsímiles de objetos personales y manuscritas letras de canciones, algunas de ellas inéditas, como “Tell Me Who He Is”, procedentes del arcón familiar y, principalmente, de los archivos de MPL (McCartney Productions Ltd.), cuyo equipo de producción también se embarcó en el proyecto.

No se obvian tramas peliagudas como la dolorosa separación de The Beatles, sus diatribas con Lennon o postreras derivas o dramas personales, si exceptuamos un fallido y costoso matrimonio con Heather Mills, cuya cara no asoma por ni una sola de estas 910 páginas. Con esta salvedad, McCartney traza su discurso desde una apariencia redentora que, a sus 79 años, intenta dirimir cualquier residuo de resentimiento o encono con su pasado, mostrándose ahora irónico, más tarde puritano, luego confesional, y fijando saludable distancia de seguridad con el pernicioso autobombo. Un gesto que suma valor a una magnífica edición ya de por sí cargada de dimensión y simbolismo. ∎

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