“Queer As Folk”: hito y referente cultural.
“Queer As Folk”: hito y referente cultural.

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Por qué recordar “Queer As Folk” en 2021

“Queer As Folk” se estrenó en el año 1999 en Channel 4 y, además de poner a Russell T Davies en boca de todo el mundo, fue una serie de crucial importancia por un motivo mucho más urgente: fue el Caballo de Troya con el que la cultura gay, la de verdad, se introdujo en muchas casas a través de la pantalla del televisor. Pero resulta que, ahora, más de dos décadas después, “Queer As Folk” sigue siendo una serie necesaria. Y puede que más que nunca.

11. 02. 2021

Rewind para desmemoriados. La serie “It’s A Sin” (2021) lo está petando gracias a su visión descarnada pero colorida de la eclosión de la pandemia del VIH en UK. Pero, antes de “It’s a Sin”, estuvo “Years & Years” (2019) y su distopía futurista: una advertencia en toda regla sobre el peligro de la ultraderecha que se autorrepresenta con la cara pintada de payaso (como la de Trump, vamos). Y un año antes vimos “A Very English Scandal” (Stephen Frears, 2018) y la recuperación de uno de los escándalos más sonados y wilderianos de la política británica. Y aún antes, en 2015, estuvo ese imprescindible tríptico de retratos de la realidad queer en el siglo XXI que fue titulada en base a la firmeza del miembro viril dependiendo de la edad del hombre: “Cucumber” (2015), “Banana” (2015) y “Tofu” (2015). Sobran las explicaciones.

Pero incluso antes, mucho antes, de todas estas ficciones televisivas estuvo “Queer As Folk” (1999-2000). Porque, al fin y al cabo, “Queer As Folk” fue la primera, la que abrió camino, la que hizo saltar por los aires todas las fronteras preestablecidas de la representatividad gay en una pantalla de televisión. Y también fue la primera para el denominador común (ya sea como director o como guionista) de todas las series mencionadas más arriba: Russell T Davies, el creador que lleva dinamizando el debate catódico queer desde finales de los 90, mucho antes de que el omnipresente Ryan Murphy capitalizara por completo el discurso televisivo LGTBIQ+.

Para entender la importancia capital de “Queer As Folk” (la serie británica, que es la de Davies, y no el remake yanki que posteriormente la superaría en popularidad entre el año 2000 y 2005), sin embargo, hace falta entender el contexto de su aparición. 1999. Fue el año del estreno de “Los Soprano”, aunque la mayoría de nosotros la veríamos más tarde. En España triunfaba “7 vidas” (1999-2006),  donde lo queer era una simple nota a pie de página. Las series juveniles eran las que mostraban mayor osadía: cabeceras como “Dawson crece” (1998-2003) o “Buffy, cazavampiros” (1997-2003) ya incluían arcos argumentales que sirvieron de inspiración y esperanza para toda una generación. Pero, aun así, eran visiones primerizas y cándidas y, por lo tanto, inofensivas.

Charlie Hunnam, Aidan Gillen y Craig Kelly: viva la vida (gay).
Charlie Hunnam, Aidan Gillen y Craig Kelly: viva la vida (gay).

El carácter beligerante y disruptivo de la lucha LGTBIQ+ de la época quedaba, por lo tanto, completamente desactivado. En pleno azote del VIH, habíamos vivido unos años de guerra ideológica en los que la comunidad luchaba con uñas y dientes para desarticular la idea que se había plantado en muchas cabezas al respecto de que homosexualidad = enfermedad. La batalla tenía dos frentes: había quien pensaba que la normalidad solo se alcanzaría cuando las personas queer se adaptaran a (o más bien se camuflaran dentro de) lo que el heteropatriarcado consideraba “normal”, mientras que otros opinaban que la normatividad llegaría cuando el heteropatriarcado aceptara la normalidad de la comunidad en sus propios (y disidentes) términos. Ya sabes: we’re here, we’re queer!

La posición activista y casi terrorista de Russell T Davies queda clara en el primer capítulo de “Queer As Folk”: a los 8 minutos de arrancar, ya hay una escena de sexo homosexual de una torridez que sigue sonrojando en pleno 2021. A partir de ahí, la serie no hace prisioneros de ningún tipo... Para empezar, pone sobre la mesa los dos grandes conceptos de familia en la comunidad LGTIBQ+: la familia elegida (ese grupo de amigos que suple las carencias afectivas de personas expulsadas de su propia familia por culpa de su condición) y los nuevos modelos familiares (el protagonista tiene un hijo con una amiga lesbiana). Y, sobre todo, expone con frontalidad algunos lugares comunes de la cultura gay que pueden ser concebidos como problemáticos fuera de su contexto natural, ya sea la precocidad (otro de los protagonistas tiene 15 años y una vida sexual floreciente), el consumo de drogas o la toxicidad que va comúnmente asociada a muchas de las amistades en estos ambientes. “Queer As Folk” hilvana todas estas temáticas de forma hipercelebrativa: la serie es una fiesta non-stop 24/7 en la que no hay noche sin cervezas en Canal Street (Mánchester), sin una rayita compartida en un lavabo, sin cancaneo social y sin un desconocido en tu cama. Real como la vida (gay) misma.

Amor, sexo y alegría de vivir.

Algo que resulta particularmente gracioso si pensamos que algunos de los protagonistas de la serie se han convertido con el tiempo en cánones de la masculinidad más normativa: Aidan Gillen como arquetipo de madurito interesante e hipersexualizado en su papel de Meñique en “Juego de tronos” (2011-2019) y Charlie Hunnam como arquetipo de motero pendenciero en el rol de Jax Teller en “Hijos de la anarquía” (2008-2014). Pero que realmente es menos gracioso si entendemos que ya en su momento “Queer As Folk” tuvo problemas para ser emitida en nuestro país: solo ETB se atrevió a estrenarla de forma simultánea a su emisión original, aunque Cuatro sí que la incluyó en su parrilla en el ya algo tardío 2006 (ahora se puede visionar en Filmin). Y ya es cero gracioso, pero altamente contestatario, cuando te das cuenta de lo necesario que sigue siendo inyectar una representatividad como esta en una sociedad, la nuestra, en la que un grupo parlamentario es libre de defender a capa y espada las terapias de conversión para “curar” a los homosexuales.

De hecho, si a día de hoy “Queer As Folk” sigue siendo relevante es precisamente porque Davies nunca perdió de vista la intención rupturista y revolucionaria de una ficción que nacía para cambiar la faz de la televisión. Su propuesta de normalización, además de infinitamente divertida y contagiosamente vitalista, es una apisonadora que pasa por encima de cualquier preconcepción heteropatriarcal con escenas míticas como el outing del protagonista cantando de carrerilla todos los insultos habituales hacia una persona gay, luciéndolos como la cola de un pavo real. Y, mientras Ryan Murphy reescribe la historia para darle a la comunidad la justicia que nunca tuvo (tal y como hemos visto en “Hollywood” en 2020), la estrategia de Davies es otra muy diferente: en tiempos de corrección política, eyacula la realidad queer sobre tu cara… Y nunca se disculpa por ello. ∎

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