Tampoco es algo nuevo: desde que la música se convirtió en un fenómeno de masas, el cine y la tele encontraron en estas figuras otros reclamos con los que poner cara a sus guiones, atraer público a las salas o congregar audiencias frente al televisor. Lo que sí resulta significativo es la manera en que el hip hop se ha infiltrado en la industria audiovisual para reinventar o incluso generar nuevos formatos, propiciando la creatividad y dando lugar a otros géneros en los que el rap se perfila como fin y medio en sí mismo.
Este proceso no es reciente. Recordemos a 2Pac, cuya corta vida no le impidió contar participar en películas como “Juice” (Ernest R. Dickerson, 1992). Esta se sumaba a una tradición anterior y posterior en la que cabe citar “New Jack City” (Mario Van Peebles, 1991), con participación de Ice T; “Los chicos del barrio” (John Singleton, 1991), donde destaca el personaje protagonizado por Ice Cube; la clásica “Infierno en Los Ángeles” (Allen y Albert Hughes, 1993), con nombres como Too $hort o MC Eith en su elenco, o, ya entrados en los 2000, “Paid In Full” (Charles Stone III, 2002), en la que participaba Cam’ron. Durante los primeros años del siglo también vimos a Snoop Dogg en “Baby Boy” (John Singleton, 2001) y a Wycleaf Jean y Ky-Mani Marley en “Shottas (Hermanos en el crimen)” (Cess Silvera, 2002).
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