Película

Relic

Natalie Erika James

Por Gerard Casau

12. 03. 2021

Xxx

“Relic” (2020; en España, 2021) es una de esas infrecuentes películas de terror en las que nadie muere en el transcurso del relato. Este hecho no se debe a una aproximación timorata al género, sino a que los miedos a los que apela el debut en la dirección de Natalie Erika James no pasan por la puñalada o el mazazo letal. Aquí, la angustia se instala en esa antesala agónica en la que el cuerpo y la mente empiezan a decaer inexorablemente.

La apertura del filme sintetiza el ánimo de la propuesta: diversos planos detalle de los rincones de una casa, que se tornan ominosos por la iluminación penumbrosa y, sobre todo, por un diseño de sonido que convierte incluso el ruido del agua desbordando una bañera en una agresión acústica. Finalmente, la cámara muestra a una anciana, de pie, desnuda y rígida como una estatua, indiferente al pequeño incidente doméstico que empieza a inundar el suelo. En ningún momento llegamos a ver su rostro y la incomodidad que se adueña de la escena resulta ambigua. ¿El temor que sentimos surge de contemplar a una persona que ya no puede valerse por sí misma o, precisamente, a que la directora nos ha dejado a solas con ella?

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Inmediatamente después, aprendemos que la mujer se llama Edna y es la madre y abuela de Kay y Sam, quienes se dirigen a la residencia familiar tras la llamada de un vecino que ha dado la alerta de que la matriarca lleva unos días desaparecida. La inquietud de esa ausencia palidece ante el retorno de Edna, cuyo comportamiento progresivamente errático resulta irreconocible para sus descendientes. Es como si algo se hubiera adueñado de ella, catalizando los espectros de un hogar enmohecido por generaciones de soledad y abandono.

La demencia hace de Edna una víctima y, a la vez, un monstruo incomprensible, disponiendo el terreno para el rencor acumulado y la confrontación entre los tres personajes, a los que Emily Mortimer, Robyn Nevin y Bella Heathcote entregan una encomiable reserva de sufrimiento. La prominencia del conflicto dramático que retuerce este triángulo familiar encarrila “Relic” en esa corriente del fantástico contemporáneo cuya noción del horror se nutre tanto de telarañas góticas como del psicodrama. El metraje avanza pesaroso, acumulando tensiones no resueltas hasta alcanzar un clímax que transforma la casa de las protagonistas en un laberinto convulso y mutante (seguramente, lo más cerca que estaremos nunca de presenciar una puesta en imágenes de “Casa de hojas”). El colapso del espacio corre paralelo al del cuerpo de Edna, reducido a una aberración quejumbrosa que tiñe de una sorda conmoción la piadosa secuencia final del filme. ∎

Telarañas góticas y psicodrama.
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