08. 03. 2024
En una entrevista para ‘LA Weekly’, un periodista recordaba los inicios de Jonathan Demme como crítico y autor de una filmografía irregular mientras sonaba un casete de guitarras hawaianas. De repente, preguntó: “¿Qué diferencia hay entre una concert film y una performance film?”. Demme, sentado en los Raleigh Studios de Hollywood, respondió que una película-concierto puede ubicarnos en un evento cuyo foco central es la música. “El último vals” (Martin Scorsese, 1978), por ejemplo. Suya es la capacidad de encapsular con respeto una época, un estilo y una forma de sentir el rock a través de la despedida romántica. La icónica “Stop Making Sense” (1984; se repone hoy), en cambio, es otra historia.
Demme no quería que la gente se diera cuenta de que estaba viendo un concierto. Por esto, las imágenes del público no se muestran hasta el final, para centrarse en la energía implacable que los Talking Heads ofrecieron en el Hollywood Pantages Theatre en plena gira del álbum “Speaking In Tongues” (1983). Como si el director de “Philadelphia” (1993) protegiera el encuadre del grupo.
Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.