La empresa era, de partida, imposible. Imposible encapsular en 500 páginas lo mejor de la historia del periodismo musical español: un género que, pese a la obstinación de tantos detractores empeñados en despreciarlo, tachándolo de irrelevante o innecesario, ha deparado tanto material, y tan bueno, que merecería una enciclopedia de varios tomos.

Bruno Galindo (Buenos Aires, 1968) ha sido el encargado de seleccionar los textos incluidos en este primer volumen de “Kokotxas. Las más selectas delicias del periodismo musical español Vol. 1”. Y no sigue el camino fácil: no hay ningún tipo de material gráfico que acompañe a la letra, no se ha hecho ningún tipo de corrección sobre los artículos tal como se publicaron originalmente, no hay contextualizaciones que nos ayuden a situar cada pieza, y el compilador tan solo aporta unas brevísimas introducciones orientadoras al principio de cada capítulo: “Todo esto era campo (1965-1972)”, “Underground (1973-1979)”, “Modernidad (1980-1989)”, “Diarios, revistas, suplementos (1990-2005)” y “El presente y el futuro (2006-2022)”. No es condescendiente con la inteligencia del lector.

Repasando los 51 artículos incluidos, uno debe llevarse por su intuición a la hora de pensar por qué Galindo ha seleccionado precisamente estos. No son los más obvios o previsibles, por mucho que comience de la única manera que parecería posible: con la crónica de JOSÉ LUIS ÁLVAREZ para la revista ‘Fonorama’ de la visita de los Beatles a España en 1965. Primera constancia: a este recorrido cronológico por nuestro periodismo musical hay que aplicar un camino paralelo por la historia social del país, y percibir cómo esta disciplina, nuestro oficio, sirvió para anticipar los cambios, puede que incluso propiciarlos, cuando se relataban con lucidez y sentido crítico las implicaciones de la música popular de cada momento. Al principio, lo que aquí interesaba de los cuatro de Liverpool era ironizar sobre la longitud de sus cabellos y el salseo de con quién se iban a casar. La evolución con respecto a este tema de apertura llega con la increíble entrevista que TINA BLANCO le hace a John Lennon para ‘Discóbolo’ en 1969. La periodista se persona en las oficinas de Apple en Londres, sin concertar cita ni nada, y consigue hablar con el músico mientras Yoko Ono observa y escucha desde una esquina. En esa crónica se está anticipando el final de los Beatles.

Igualmente revelador es el reportaje de MERCEDES ARANCIBIA sobre el festival de la Isla de Wight de 1970 para ‘Mundo Joven’. Frente a la idealización que parece haber perdurado de aquellos acontecimientos, la periodista nos habla de un evento caótico en el que se intenta exprimir el bolsillo del público a toda costa y la mayor parte de la gente va por figurar, no porque le interese la música (¿les suena esto?). Aquí Arancibia está plasmando el final de la utopía hippy, algo que también se representa en el obituario de Janis Joplin escrito por JOSÉ MARÍA ÍÑIGO. De entre los comienzos de la música española, es un documento magnífico el encuentro propiciado por ROMÁN OROZCO entre Julio Iglesias, Víctor Manuel, Juan Pardo, Miguel Ríos y Mike Kennedy para disertar sobre las dos orientaciones de nuestras voces de entonces: ¿Canción de autor con contenidos comprometidos o canción como entretenimiento? “Prefiero divertir a un millón de personas que hacer pensar a mil”, dice Julio.

De los años setenta, hay documentos históricos como la entrevista de CONSTANTINO ROMERO a Leonard Cohen para ‘Vibraciones’ en 1974 y una –voy a decirlo, bastante decepcionante– crónica de ÀNGEL CASAS del concierto de David Bowie en el Earl’s Court de Londres en 1973. Volvemos a echar de menos el periodismo bonzo a cara de perro de ORIOL LLOPIS, quien se convierte en uno más de los Burning en la entrevista que les hace para ‘Star’ en 1976, pero el artículo más implacable es “¡Pim, Pam… Punk!”, de CARLOS TENA para ‘Mundo Obrero’. En plena explosión del punk, en 1976, ya está diciendo que no va a propiciar ningún cambio social porque forma parte del sistema, igual que nuestra transición a la democracia es un camelo porque los asesinos de los abogados de Atocha siguen tan libres como los guerrilleros de Cristo Rey, tan vivos como la evasión de capitales y las torturas.

El recorrido por los años ochenta sorprende porque apenas queda rastro tampoco de la idealización con que se recuerda todo aquel aparente estallido de libertades y color. The Clash, entrevistados en Donosti por PEDRO ELÍAS IGARTUA y JERRY CORRAL (para ‘Gaur Express’, en 1981), muestran sensación de decadencia. DIEGO A. MANRIQUE, en un artículo para ‘La Luna’ de 1985, reflexiona sobre el estado de nuestro periodismo musical –¿se suponía que entonces todo iba bien?– disparando sarcasmo a diestro y siniestro, mientras que PATRICIA GODES apunta directamente a las dinámicas patriarcales de la cultura rock como culpables del hundimiento de todo nuestro ecosistema musical.

Los noventa fue una época de supuesta opulencia editorial, pero bastante aburrimiento en los contenidos: se empieza a tirar en exceso de dinámicas promocionales estandarizadas. SILVIA GRIJALBA entrevista a Mick Jagger (‘El Mundo’, 1998) y RAFA CERVERA a Lou Reed (‘El País de las Tentaciones’, 2000) en momentos bajos de sus carreras, intentando extraer lo máximo posible de encuentros pautados de media hora o así en un hotel. Eso era lo máximo que podías conseguir. No entiendo el porqué de que salgan aquí sendas entrevistas a Tav Falco y J.J. Cale, que parecen bastante random e irrelevantes, pero el gran tesoro de este capítulo es el recuerdo emocionante de RUTH BAZA de su entrevista a Richey James en Londres, para ‘Popular 1’, en 1994, y que fue una de las últimas que concedió el guitarrista y letrista de Manic Street Preachers antes de desaparecer.

Y, finalmente, una constatación personal: pese a lo que les puedan contar por ahí, el nivel no ha decaído, sino todo lo contrario. En el capítulo final no hay ni un solo texto que no me haya encantado. Se combina la inevitable retromanía (magnífico texto del añorado JOSÉ MANUEL COSTA captando el zeitgeist: “El futuro nos lo han robado” como prólogo del libro “La fascinante revolución tecno del Aviador Dro”, en 2019; FERNANDO NAVARRO recordando para ‘El País Semanal’ los paisajes donde Joan Manuel Serrat gestó “Mediterráneo” 50 años después; así como SARA MORALES reviviendo el París de Édith Piaf, en ‘Cuadernos Efe Eme’, para conmemorar el centenario de su nacimiento) con lúcidas e inteligentes crónicas del aquí y el ahora: el análisis de ALICIA ÁLVAREZ sobre el lenguaje en la música urbana (para periferias.org en 2017) y el reportaje sobre Big Freedia y el twerking escrito por AÏDA CAMPRUBÍ (para O Estudio Creativo, mismo año) son, absolutamente, de lo mejor de esta antología. El rescate de la reseña que SANTI CARRILLO hizo para Rockdelux del álbum “Resituación” de Nacho Vegas, en 2011, certifica que parte de nuestra prensa musical no es tan acrítica, cobarde ni servil como algunos se empeñan en denunciar y, como hermoso colofón, el texto de CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA, “Por qué seguir escribiendo de música” (‘El Hype’, 2022), consigue darnos alas para perseverar en este oficio. Gracias. ∎