Álbum

Algiers

ShookMatador-Popstock!, 2023

07. 03. 2023

Algiers, la formidable banda estadounidense de agit-soul-punk, ha reclutado a un buen número de invitados de prestigio (Zack de la Rocha, Big Rube, Samuel T. Herring, etc.) para llevar aún más lejos las ramificaciones de su post-punk atormentado y oscuro. Actuaron en Barcelona a finales de febrero de 2020, ¿recordáis?, apenas quince días antes de que se decretara el encierro domiciliario. Había poca gente en el Razzmatazz 3. Los que no estuvieron, se lo perdieron. Viene esto a cuenta porque para entender exactamente de qué va la banda de Atlanta y qué es lo que quieren conseguir hay que verlos en directo. Si capturar en disco la energía del directo es el santo grial que busca todo grupo, cuando la energía de la actuación en vivo es tan maníaca como la que desatan Algiers, cuesta enfrentarse, a priori, al domesticado producto que uno suele encontrarse en disco… Pero en “Shook” puedes sentir que han logrado situarse muy cerca.

Por supuesto, sin ver las venas hinchadas y el cabreo de predicador evangelista que se gasta en el escenario Franklin J. Fisher y las muecas y movimientos inquietos de su socio creativo, el teclista y bajista Ryan Mahan, no consigues hacerte del todo a la idea. “Shook”, además, tiene algo de catarsis para el grupo, que ha vivido tiempos revueltos durante la pandemia y ha estado a punto de mandarlo todo a la mierda. Pero ha sido el regreso a sus raíces musicales (y, tal vez, a su ciudad natal) lo que ha funcionado como apretar el botón de reinicio del ordenador. La idea de recurrir no solo a las habituales grabaciones de campo y a una producción radiofónica a modo de collage, sino de implicar en el proceso creativo a un montón de amigos de la escena indie (raperos, rockeros, artistas de spoken word, entre otros) ha resultado ser la adecuada, logrando que “Shook” funcione como un auténtico manifiesto de lo que significa romper los límites de los géneros. Las contribuciones de los invitados han podido inspirar a Fisher y Mahan a ampliar la mezcla habitual de piezas de soul y góspel, con elementos de club y elementos de rock abrasivo, y a explorar aún más los extremos: hay temas como “Cleanse Your Guilt Here”, que comienza como un tema del “Commercial Album” (1980) de The Residents, pero es solo la impresión que transmite la ración de experimentación con que cuenta “Shook”, que prosigue en “Comment #2” y en “All You See”, que consisten únicamente en grabaciones de conversaciones telefónicas, o en “An Echophonic Soul”, en el que se escucha al ensayista musical DeForrest Brown Jr. (y que también crea música con el sobrenombre de Speaker Music). En cambio, en “A Good Man” lo que suena es rock con aires de MC5; en “Irreversible Damage”, con la colaboración de Zack de la Rocha, de Rage Against The Machine, hay retorcidos sonidos de club, y en “Bite Back” explosiones de hip hop con la participación del rapero neoyorquino billy woods y de la rapera zambiano-canadiense Backxwash. En “Out Of Style Tragedy”, con la participación del multinstrumentista –en este caso, guitarrista– Mark Cisneros, en vez de rapear lo que se escucha parece un poema que sonara por la radio.

El formato más reconocible y/o tradicional de canción está representado por piezas soul & góspel como “I Can’t Stand It” o “Cold World”, la jazzy “Green Iris” o la psico-espiritual “Momentary”, con la que concluyen las diecisiete piezas de un disco que dura casi una hora. Estas tres suaves aportaciones de recitados y rap, así como la vuelta a sus raíces soul, conforman una mezcla anímicamente equilibrada.

La rabia de Fisher sigue siendo el motor impulsor (y la agitación política, la medida de todas las cosas, como en “Something Wrong”, en el que se aborda un control de tráfico, de esos que en Estados Unidos puede acabar con gente desarmada que termina muerta, como da a entender la letra…), pero sobre todo las suaves aportaciones de palabras de recitado y rap, así como la vuelta a las raíces soulful (inspiradas en viejos discos de hip hop), conforman una mezcla anímicamente equilibrada. Puede que este sea el mejor disco de Algiers (lo terminará por dictaminar el tiempo, pero es así como hoy se puede considerar).

El resto de colaboraciones del álbum las protagonizan el rapero, productor y artista de spoken word Big Rube; Samuel T. Herring, el líder de Future Islands, y Jae Matthews, cantante de Boy Harsher; Latoya Kent, la cantante egipcia Nadah El Shazly, el saxofonista japo-estadounidense Patrick Shiroishi, o Lee Bains III (cantante del grupo Glory Fires de Alabama), que interviene en el último tema del largo y pronuncia las palabras clave que contradicen la tensión general del disco (o que, quizá, advierten de una posibilidad futura): “No temáis, resucitaremos”. ∎

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