El todo es más que la suma de sus partes, o eso dice uno de los dichos populares anclados en lugares comunes que tan poco nos gustan. Sin embargo, a veces los proyectos conjuntos de algunos artistas –imposible no recordar aquí a boygenius– son capaces de mostrar una fuerza tan arrolladora que moldean una entidad por derecho propio. Así son Bonny Light Horseman, un grupo integrado por músicos de un talento excepcional. Por un lado, tenemos a dos compositores aferrados a las raíces folk, como Anaïs Mitchell –artista con trayectoria en solitario y autora del musical “Hadestown” (2006), que ganó ocho premios Tony en 2019, incluido el de mejor musical de estreno en Broadway aquel año– y Eric D. Johnson –cantante principal de Fruit Bats y exmiembro de The Shins–. Por otro lado, está uno de los mejores músicos de acompañamiento que existen, Josh Kaufman, que ha girado con The National o Josh Ritter, por nombrar algunos, además de haber grabado con Taylor Swift.
En su álbum homónimo de 2020, el grupo demostró su destreza interpretativa al reelaborar diez canciones populares, algunas centenarias. En 2022, con “Rolling Golden Holy”, mostraron su capacidad para componer canciones originales de igual calidad. Y su nuevo LP, “Keep Me On Your Mind/See You Free” –doble, 18 canciones, debut en el sello Jagjaguwar–, mantiene encendida la brillante antorcha de Bonny Light Horseman con melodías acogedoras durante poco más de 60 minutos. Los dos títulos dan nombre a cada uno de los discos del mismo álbum.
No se gestó en directo en un salón con amigos, pero casi. El trío, junto a sus queridos colaboradores JT Bates (batería), Cameron Ralston (bajo) y la ingeniera de grabación Bella Blasko, trabajó durante dos días dentro del pub Levis Corner House en Ballydehob, Irlanda. En este espacio reducido se permitió la entrada a un grupo selecto de clientes habituales hacia el final del tercer día, como se puede comprobar directamente en algunas pistas sin música del disco, como “Grinch/Funeral” o “Think Of The Royalties, Lads”. También se promueve la participación del público en la canción “Rock The Cradle”, la cual culmina con los espectadores entonando sus últimas líneas antes de estallar en un aplauso espontáneo. Por cierto, la banda regresó a su hogar espiritual, Dreamland Recording Studios en Nueva York, para terminar el trabajo que habían empezado.
“When I Was Younger” –el primer sencillo del que os hablamos aquí, que bien podría tratarse de un tema de Neil Young– es un glorioso dueto entre Mitchell y Johnson que incluye los versos “When I was younger, I used to seek pleasure / When I was younger, I used to drink wine”, un guiño a “One Morning May”, de Texas Gladden, y a “When I Was A Young Girl”, de Nina Simone.
En “I Know You Know”, que pese a su devastadora letra, tiene cierta sensibilidad pop con arreglos desenfadados, se destaca la naturaleza paradójica del amor, de sentirse atrapado entre querer y dejar marchar. “Lover Take It Easy” toma fragmentos de “Down By The Salley Gardens”, un poema de William Butler Yeats, destacando así la conexión entre la tradición poética y la música folk, la nostalgia y la naturaleza. “Hare And Hound” tiene un aire folk aún más tradicional, mezclando mandolina, banjo y guitarra.
“Singing To The Mandolin” y “The Clover” pertenecen a la segunda parte del álbum, que es igual de sugerente. Son dos temas sencillos y especialmente agradables. “I Wanna Be Where You Are”, dirigida por Mitchell, es una hermosa descripción de la simplicidad doméstica con estrofas como “And I wanna be where you are / Hear the babies out in the yard”. En “Speak To Me Muse” se percibe el antiguo y chirriante piano del pub en el que la banda echó aceite de oliva para atenuar algunos de sus gemidos más lúgubres. “See You Free”, la última pista, resume muy bien la esencia del proyecto: amor, incertidumbre y fe envasados en una canción himno.
Estamos, por tanto, ante un disco elegante de tres músicos en estado de gracia, que nos recuerdan que la vida es más plena cuando aceptamos que no todo tiene que ser perfecto. Todos los temas son historias reales, humanas, nada descabelladas y bastante realistas. Son retratos extensos de una vida que todos hemos vivido. ∎
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