La compositora estadounidense Caroline Shaw (Greenville, Carolina del Norte, 1982) fue en 2013 la ganadora más joven del premio Pulitzer de música por su pieza a capela “Partita para ocho voces”, pero lo cortés no quita lo valiente y ha colaborado en varias ocasiones en discos de Kanye West. Ganadora en 2020 del Grammy a la mejor interpretación de música de cámara por su álbum “Orange” (New Amsterdam-Nonesuch, 2019), a cargo del Attacca Quartet, “Narrow Sea” es su nueva grabación discográfica, en la que cuenta con la intervención de la soprano Dawn Upshaw, el pianista Gilbert Kalish y el cuarteto de percusión Sõ Percussion.
El breve álbum –seis temas, veintiocho minutos– está formado por cinco piezas tituladas “Narrow Sea”, partes 1 a 5, que consisten en reinterpretaciones melódicas de viejas canciones folclóricas de Nueva Inglaterra. En la sexta, “Taxonomy”, una obra que Shaw compuso en 2012 para Sõ Percussion, solo interviene el cuarteto, percutiendo sobre macetas, con unos resultados que evocan el mundo sonoro del gamelán javanés. La personalidad minimalista de Sõ Percussion es la que marca también las cinco piezas que dan título al álbum, ya que se trata, en realidad, de un encargo que realizó el cuarteto a la compositora. Ellos emplean, como instrumentos, cuencos de cerámica, latas de conserva vacías o tazones llenos de agua, así como bombos y timbales tradicionales, acompañándose de tarareos o interviniendo el piano al que se sienta Kalish, tocándolo entre los cinco por la caja de resonancia con baquetas, como si fuera un salterio.
Aunque la propia Caroline Shaw es cantante (y forma parte del grupo vocal Roomful Of Teeth), el peso vocal recae en Dawn Upshaw, soprano soubrette (un tipo de voz menos aguda y más grave que la de las sopranos líricas), que interpreta con calidez textos del folclor estadounidense decimonónico, extraídos de una colección de himnos llamada “The Sacred Harp”, a los que Shaw ha modificado por completo la música. Entre esos textos se puede descubrir “Wayfaring Stranger”, que en una versión interpretada por Jos Slovick a capela, pero con su música original, brillaba en los minutos finales de la oscarizada película de Sam Mendes “1917”.
Lo que caracteriza a Shaw es la delicadeza melódica de sus composiciones. Y los distintos conjuntos instrumentales de cámara que emplea en sus grabaciones hacen que nunca tengamos la sensación de que se repite. Al contrario: todo resulta nuevo y sorprendente, en el que puede considerarse el más experimental (sin dejar de resultar accesible) de sus discos, un título que contribuye, definitivamente, a terminar de consolidarla como uno de los grandes nombres de la música “seria” del siglo XXI. ∎
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