Pese a todo, o por todo eso, este disco de hermosura venenosa es el menos conocido de su autora, el menos querido. Un dato interesante: no está disponible en formato CD. Y en el recopilatorio
“20 grandes canciones” (1990) aparecen hasta ocho extractos de “Un ramito de violetas”, pero tan solo cuatro de “Cecilia 2”:
“Un millón de sueños”,
“Me iré de aquí”,
“Andar” y el genial
“Me quedaré soltera” (título sugerido para el disco por Cecilia, pero rechazado por la compañía), recuperado hace diez años por Fangoria junto a Le Mans. Pero hay más grandes canciones aquí dentro, piezas clave, al menos a un nivel puramente artístico, del repertorio de la ex-Expresión. Por ejemplo, la espléndida
“Cuando yo era pequeña”, donde la madrileña resume en dos simples líneas la distancia entre los sueños de infancia y las realidades de la vida adulta:
“Cuando yo era pequeña era feliz / Ahora, ¿que será de mí?”. También resulta memorable
“Canción de amor”, la más triste canción de amor en lengua castellana. Y sobre todas deslumbra
“Si no fuera porque…”, una oda a la muerte donde la madrileña enumera los motivos que la separan de matarse:
“Si no fuera porque mi padre siempre llora en los entierros / me mataría mañana, sin pensar en ello”, dice para dejar sin palabra.
Al final Cecilia no quiso quitarse la vida. Pero la mala fortuna hizo el trabajo por ella y arrebató a sus fans mucha emoción por venir, como un proyecto inspirado en textos de Valle-Inclán. El 2 de agosto de 1976, regresando a Madrid desde Vigo tras ofrecer una actuación en una discoteca, el coche donde viajaba como pasajera chocó contra una carreta de bueyes con resultados fatales. Punto final y entrada en la leyenda. ∎