La intro telefónica de “Bel DEEWEE” sirve para presentar a la protagonista principal, Charlotte Adigéry –cantante de ascendientes caribeños y origen nigeriano, nacida en Francia y afincada en Gante, Bélgica–, y a la marca que la acoge, DEEWEE, que es a la vez edificio, estudio de grabación, sello, colección de discos y editorial dirigida por David y Stephen Dewaele, también conocidos como Soulwax y 2 Many DJs. Aunque el primero en recalar en tan particular casa fue Boris Zeebroek, alias Bolis Pupul, nacido en Bélgica y gran admirador de Jean-Michel Jarre. Tras editar dos singles, entra en contacto con ella en el EP “Charlotte Adigéry” (2017), también producido por los hermanos Dewaele. Allí ya se manifiesta un sonido que hace de la electrónica bailable minimal y de la seda vocal futurista signo de identidad, alternando inglés y francés.
Su segundo EP, “Zandoli” (2019), sirvió para reafirmar un sonido de frialdad maquinal y al mismo tiempo altamente dance, con unas filigranas vocales, de reminiscencias africanas, siempre en primer plano. La relación artística entre ambos se afianzó con el proyecto audiovisual “Yin Yang Self-Meditation” (2019), un soundscape de 17 minutos en el que ella aprovecha para demostrar que es una gran narradora, revelando experiencias personales, preocupaciones y otros temas, como el racismo. Ya en plena pandemia, crean “Bear With Me (And I’ll Stand Bare Before You)” (2021) –single digital que abre “Foundations”, el primer recopilatorio del sello–, otra muestra de soul deconstruido y antesala de su esperado álbum de debut, “Topical Dancer”, una docena de canciones –coescritas y coproducidas por Soulwax– inspiradas en el libro “Why I’m No Longer Talking To White People About Race” de Reni Eddo-Lodge, periodista y escritora británica de origen nigeriano conocida por sus trabajos en torno al feminismo y al racismo estructural.
El primer single, “Thank You”, es una delicia electro, pop y bailable, con bajos gomosos y decorado sintético, de casi seis minutos, que Charlotte describe como “una venganza descarada y cínica por todas las opiniones no solicitadas ni deseadas que algunas personas ofrecen generosamente”. El segundo, “Blenda”, mete el dedo en la llaga del racismo, desdramatizando a la vez el espinoso asunto, en un estribillo que repite “go back to your country where you belong / Siri, can you tell me where I belong?”, con una mezcla de funk dislocado y pop candoroso y unos breaks percutivos claramente deudores de Talking Heads. Otro guiño al grupo es “Making Sense Stop”, un tema bilingüe que incide en la mezcla de voces poliédricas y un beat que bebe del funk añejo pero tratado a la manera techno.
El tercer single, “HAHA”, está construido sobre un ritmo de reminiscencias kraftwerkianas y un inquietante sample de una risotada de Charlotte, y el cuarto, “Ceci n’est pas un cliché” –título homenaje al surrealista René Magritte–, acumula tópicos de letras pop –entre los que figura un guiño al “Hey Mister DJ”– sobre un ritmo, propulsado por una gruesa línea de bajo, que suena a música disco futurista. Su electropop mutante sigue entre hilarante y concienciado en “Esperanto”, con estribillos como “Don’t say ‘White people can’t dance’ /Say ‘Tom marches to the beat of a different drum’” o “Don’t say ‘we need to built a wall’ /Say ‘I’m a world citizen, I don’t believe in borders”. La robótica “It Hit Me” narra a dos voces un poco romántico amanecer en la sexualidad; un tema en el que inciden en “Reappropriate”, especie de balada en la que invitan a abrazar nuestra feminidad.
Es un trabajo brillante con varias capas de lectura que permite reflexionar y meditar, tal como se desprende de “Mantra” –con una sofisticada letra que parece un psicoanálisis, servida con estrofas que por momentos son de naturaleza pop y otras que se miran en el espejo de la spoken poetry de Laurie Anderson– o de un “Ich Mwen” en el que se mezcla criollo con francés –con la colaboración de su madre Christiane Adigéry– incrustando un estribillo adictivo y a la vez unos recitados en los que hablan de Jesucristo, la educación judeocristiana y el espíritu de sacrificio. En definitiva, un disco moderno –construido con el arsenal analógico de la casa–, intelectual y al mismo tiempo con un gran sentido del humor que convierte “Huile Smisse”, título que hace referencia a Will Smith, en una especie de broma irreverente sobre lo mucho que les gusta a los franceses escucharse hablar. ∎
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