Colin Self colaboró estrechamente con el aragonés Santiago Latorre en la creación de su álbum “Architecture Of Friendship” (2022). “respite ∞ levity for the nameless ghost in crisis” es el segundo disco largo para RVNG Intl. de este inclasificable artista, tercero si contamos con el autoeditado “Elation” (2015). También cuenta con dos EPs, “Orphans” (2019) y el solo digital “lemniscate” (2024) que después comentaremos. Es importante no confundir a este músico norteamericano con el pintor británico de art pop con la Guerra Fría como temática recurrente de sus trabajos, alguno de los cuales permanecen expuestos en la Tate Gallery de Londres o en el MOMA de Nueva York.
Es verdad que nuestro Colin Self tiene un ego artístico tan expansivo como una bomba de neutrones. Su gestualidad es tan exótica que haría de Liberace icono de La Legión. Canta en inglés, latín y polari, una especie de esperanto romance de los bajos fondos, el teatro, la marina mercante o el mundo gay usado durante siglos para eludir el peso de la ley. Pero detrás de ese interfaz escénico tan meticuloso –es también coreógrafo y marionetista– se encuentra un músico solvente que regresa con un álbum extraordinario en variedad, inventiva y, por supuesto, ejecución. El hombretón canta a menudo en falsete contratenor, casi como Jimmy Sommerville, canciones sobre deseo, soledad y transformación con un punto de esoterismo paranormal que lo conecta con el antiguo Antony Hegarty aka ANOHNI.
Colin Self va un poco más allá en ese mundo raro que parece dirigido a un grupo de iniciados, aunque el R&B cantado en inglés de temas como “respite for the tulpamancer” –compuesto junto a la canadiense Cecile Believe y Nick Weiss– sea apto para todos los públicos, por lo menos hasta su primera mitad, porque acaba introduciéndote en una dimensión onírico-teosofista –el término “tulpa” alude a objetos espirituales materializados– de polifonía vocal y experimentación sonora que avanza buena parte de lo que viene a continuación. “gajo” es un 2-step electrónico con guitarra acústica –la combinación recuerda a Electronic– y música orquestada de cámara que reincide en parecidos esquemas y conduce sin solución de continuidad a la percutante y repetitiva “Doll Park Doll Park”. Self introduce el concepto de “muñeca” asociado a las mujeres trans no como idealización de la belleza femenina. “{canting}” y “Busy Walks into The Memory palace” se expresan en similares juegos vocales precedidas del doliente ambient soul de “Losing Faith”.
Interpretada en latín, la oscurísima “Dissimulato” se cuela entre esas dos categorías de canciones: “Te reconozco en las tinieblas y, sin embargo, no puedo verte; yo te protegeré; me opongo a creer que estás siempre a salvo”. Self confiesa que sus canciones tratan sobre comer culos, trabajo sexual y redadas policiales, básicamente cosas profanas. Bajo esta nueva luz, temas como “disimulado” –un poco el leitmotiv del álbum junto con la pérdida de los seres queridos– cobran una nueva vida. De esto va este álbum con el símbolo de infinito –número ocho acostado– en su título: sobre el arte de decir más de lo que se muestra. La ceremonial “paraphrase of a shadow” también pertenece a este tercer orden de pistas, las más contemplativas pero no menos crípticas: “¿Quiénes son aquellos que conjuran y hablan maravillas, videntes que cambian de forma?”.
“riddlecraft” es lo que parece: un acertijo laberíntico revestido de minimalismo juguetón estilo Moondog. En “Gaolbreaker’s Goal” resurge la música medieval, o quizá renacentista, donde una plácida escena recitada acaba transformándose en algo fantasmagórico, bellísimo y turbador. La también melódica “Tip The Ivy” es en origen una “ópera” multidisciplinar que explora la condición queer en una sociedad hostil. Self la estrenó en Halle el año 2021 inspirándose en el ilusionista travesti Vera de Vienne. Esta vez detectamos el polari en todo su secreto esplendor: “On my latties an HP’s lucody” significaría “en mi habitación yace el cuerpo de un hombre gay afeminado”. Este corte poético da paso a los once minutos finales de “∞”, compendio en cuatro fases de todo lo precedente con un inicio cantado en latín –“Vengo a hacer brotar de mi rostro una canción; se cayó de la garganta y de mi corazón; mis ojos se llenan de formas, una pequeña luz despierta mi espíritu emanante, ¿qué se puede hacer?”– y extrañas voces como salidas de una sesión de espiritismo. Self lo estrenó el año pasado en el mencionado EP “lemniscate” (lemniscata es el término que simboliza infinito).
“respite ∞ levity for the nameless ghost in crisis” profundiza en el mundo estético de “Siblings” (2018), dos trabajos interesantes, inquietantes, algo desiguales y enfáticos en la expresión del mundo espiritual de un artista que no duda en sacrificar la comercialidad potencial de su música. Empezando por el título indescifrable de este disco paradójico, por moderno y arcaísta, que podría serlo aún más dado que sus ambientaciones “gregorianas” son de lo más fascinantes. Misterioso y hermético, elaborado e intuitivo, repleto de enigmas y tormentos, como las muñecas de Greer Lankton, icono transgénero del East Village citado en la nota promocional: tenían encanto pero también daban miedito. Parte de los ingresos del disco irán al Palestine Children’s Relief Fund, una institución que facilita atención gratuita a niños enfermos y heridos sin cobertura médica. ∎
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