Seguro que Cuello ha tirado a posta de polisemia a la hora de poner título a su quinto álbum. “Venga” comienza con la inicial en romano del número 5 (V) y es, a la vez, un imperativo vitalista y una llamada a la acción, la tercera persona del singular del verbo vengar e, incluso, podría tomar esa acepción de venirse que metaforiza el correrse. Como el nombre del grupo, que no solo remite a esa parte del cuerpo que sirve para comunicar el flujo sanguíneo entre la cabeza y el corazón: plasma muy bien el espíritu de esas canciones que te agarran por la yugular, que emergen desde venas hinchadas. Las letras y el modo de cantar de Jose Guerrero siguen siendo su mayor distintivo, el factor diferencial. No siempre sabes muy bien de lo que hablan, pero en todo momento contagian esa visión luminosa y movilizadora de la vida y el arte, a veces sorprendiéndote, como en “Nene”, que parece estar a medio camino entre la arenga de autoayuda y el juego de rol.
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