Los mallorquines-barceloneses Da Souza empezaron a trabajar este disco como banda sonora de “Truc”, un proyecto de película fallido de Javier García Lerín. Luego, las composiciones originales fueron arregladas para convertirse en canciones luminosas, entre melancólicas y chispeantes, entre el soft pop y el folk-rock. “Dies d’attrezzo” llega precedido de inmejorables singles, como “Bomba de fum”, una maravilla que es como juntar a The Velvet Underground con Oranje Juice, o a Young Marble Giants con Weekend. Suenan a brisa fresca en “Calor de juny”, mezclando melodía pop pluscuamperfecta con un ritmo de atardecer en playa tropical, funky y sensual.
Los temas son diáfanos, cristalinos, con una atmósfera que conecta con el pop metafísico, sin llegar a serlo, y el influjo mediterráneo. Incluso en el rock’n’roll sintético y minimal “Robots de neteja”, en el que se nota mucho la mano de Pau Riutort (El Guincho, Extraperlo, Bad Gyal) en una producción sofisticada, en la que se ha implicado a fondo, que conecta canción de autor con un halo urban pop, sin abandonar el tono indie melancólico, de dream pop, entre guitarras reverberantes en “Meravelles”. No extraña en absoluto que se los hayan agenciado Antònia Font, como teloneros en Barcelona, ya que son unos dignos herederos de Joan Miquel Oliver y del Miquel Serra de “Saps les meves eines”, con un gancho folk-pop que puede competir en la última “Ses dents” con Kings Of Convenience o José González.
“Dies d’attrezzo” supone un paso de gigante en una trayectoria que empezó a destacar con su anterior y cuarto disco, “Salsa agredolça” (2020), un título que define a la perfección su sonido, con la ayuda indispensable de Jordi Matas (El Petit de Cal Eril, Ferran Palau, Núria Graham). Un clásico ya del pop catalán en una transformación total, en las antípodas de sus arrebatados inicios rockeros con “Flors i violència” (2013), en el sello Famèlic, con los riffs de guitarra al frente. Y distanciándose también del power pop que inundó su obra hasta “Futbol d’avanguarda” (2018), aunque en este canciones como “El somni s’ha acabat” o “Una bicicleta” ya hacían intuir un cambio, acentuado en 2021 en el EP “Boleros”. Aquellas tormentas han dejado una dulce resaca, con un mood totalmente diferente, de pop que busca la calma y la serenidad, como en “Fotogrames”, una carta de presentación que demuestra el grado de maduración melódica del grupo, en un cruce entre Extraperlo y Connan Mockasin.
La influencia de los añorados Extraperlo se nota también en la fantasía reggae-pop “Diarro”, con voz y un saxo, cortesía de Eva Fernández, que supone un interesante desvío jazz. La esquizoide “La faula del falcó III” es una extraña canción que incrusta electro folk, de la mano de las telúricas Joana Gomila y Laia Vallès, en un pop narrativo de mesilla de noche. Y cuando parecía que el miembro más determinante del grupo era Lluís Cabot –que además de su carrera en solitario también arregla, produce y toca en el nuevo disco de Maria Jaume, “Voltes i voltes”, siendo además miembro de su banda en directo–, va y se descuelga el resto –Àngel Garau (batería y voz), Xavi Hernández (guitarra y percusión), Biel Stela (bajo) y Guillem Portell (saxo y percusión)– componiendo y también cantando para aportar nuevos matices a una obra coral.
Otro single deslumbrante es “24/7”, conectando efervescencia digna del dub jamaicano con un groove sensual. Incluso en las canciones más desnudas y elementales, caso de “Sa fel”, sacan su magia pop con un catalán de acento mallorquín, dando personalidad a unos temas que trascienden el idioma para convertirse en uno de los trabajos más suculentos de la nueva escena del pop. Con melodías diáfanas como “S’ombra”, que retrotraen a The Go-Betweens, o “Es toldo”, una sintética, solemne y por momentos fantasmagórica canción de desamor donde un mensaje de voz desvela el significado del extraño título del disco. ∎
Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.