En estos días en que se cumple un año sin pisar una pista de baile, es bueno recordar momentos estelares del clubbing contemporáneo, como cuando Danny L Harle tomó el Sónar Village en 2016 con una sesión hyperpop con brillantina, sueños eufóricos, edits de Miley Cyrus y nostalgia eurodance que presagió todo lo que vendría en el futuro inmediato. Hace un lustro, el productor británico ya era uno de los alumnos más aventajados de la escuela PC Music, quizá el más astuto a la hora de acercar ese sonido a terrenos más comerciales, haciéndolo más asequible a un público más mayoritario.
Cinco años después de todo esto, después de producir a tus divas favoritas –Charli XCX, Carly Rae Jepsen, Caroline Polachek–, y como extensión homónima de las noches de club que él mismo creó en 2017 en Londres, llega su álbum de debut, “Harlecore”. Lo hace, eso sí, en Mad Decent, y con una pátina más conceptual de lo que su música ridículamente divertida y bobalicona sugiere. Tras actuar recientemente en el videojuego “Minecraft”, el británico plantea el disco a la vez como una suerte de espacio virtual, inmersivo e interactivo con cuatro salas diferenciadas de hardcore, gabber, mákina y ambient, y como recopilatorio imaginario de los cuatro alias que aquí aglutina.
DJ Ocean, por ejemplo, es su colaboración con Caroline Polachek, y un sueño húmedo para todos aquellos que creían que la ex-Chairlift alguna vez entregaría la secuela vocal de su álbum de ambient instrumental firmado como CEP. Las alianzas siguen en la tríada de tracks posruteros firmados como MC Boing a pachas con otro ex PC Music, Lil Data. Esto de los emcees y los hype-mans, recordemos, no es solo patrimonio del rap. Las bases más duras, el ritmo vertiginoso y el amor por la casquería gabber la encontrarás en las pistas de DJ Mayhem, con Hudson Mohawke, otro productor enamorado del sonido maximalista. Y lo mejor se lo reserva para su propio aka, DJ Danny, un emoji de cara de corazones a princesas de las cantaditas como Kate Ryan o Cascada y a la tradición dance italiana de finales del los noventa, con loas a la heroína incluidas.
“Harlecore” a veces es puro desenfreno y escapismo bailable que no lleva realmente a ninguna parte. Y probablemente ese haya sido el objetivo último de Harle. Pero si una buena voz de helio te pone tonto, si solo escuchar las palabras “Since 1992” y notas la piel de gallina, si tus primeras mixtapes las grababas directamente de las emisiones de Flaix FM, si el “Cachitos” de este año, menos ochentas y más bakala, te pareció el mejor en eones, este disco es tu mejor válvula de escape hasta que los clubes vuelvan. Que lo harán, y más pronto de lo que crees. ∎
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