Álbum

Erik Urano & Merca Bae

QubitsSonido Muchacho, 2022

18. 02. 2022

La casualidad llevó a que la salida de “Neovalladolor” (2020), el anterior álbum de Erik Urano –firmado como Flat Erik–, coincidiese con el comienzo del confinamiento pandémico. Y la casualidad ha llevado a que este “Qubits” –firmado conjuntamente por el pucelano junto al salmantino Merca Bae– coincidiese con las elecciones autonómicas de Castilla-León, cuyos mayores beneficiados han sido los nuevos partidos localistas de la España Vaciada y, sobre todo, la extrema derecha. Son casualidades, sí, pero algo nos lleva a no poder disociar el espíritu y contenido de estos discos con la coyuntura del momento, buscar alguna conexión que nos permita que la música y las palabras de Urano expliquen, interpreten o plasmen esta realidad. Tal vez, porque están tan bien escritos que crean una ilusión de lo visionario, consiguen que cualquier pesadilla distópica que suceda pareciera ya prevista.

En esa cosmovisión confluyen lo local y lo global como si se hubiese producido un fallo en el sistema. En su extenuante yuxtaposición de frases e ideas, con un flow que parece más el de un narrador desapegado de lo que cuenta que un rapero al uso, se agolpan términos más o menos técnicos relativos al entorno digital, a la ciencia (con ficción o no), anglicismos y guiños a diversos referentes de la cultura pop y hip hop. Es esperable que reflexione sobre el estado actual de la industria de la música y el espectáculo, la hegemonía del ritmo y el algoritmo, con barras como “Cifras bailan tras la bandana / Ideas raras e ideas caras / entrelazadas como la lana / Un vis a vis entre tu culo y mi big data”. Lo inesperado es que, unos segundos después, lo que diga sea “Llega la Guardia Civil / suena la campana”. Esto es, vestigios rancios de una cultura nacionalcatólica que no ha podido ser borrada y convive con este futuro a lo “Black Mirror”. Aún más, que se beneficia de esos bots que no sienten nada y transforman el odio en datos. Hay un aliento poético que se hace pura belleza convulsa en líneas como “Ojos rojos color akuma / Desconectado y el cielo amarillo cúrcuma (…) Otro lugar la misma cárcel Alcalá Meco / Mi vieja cuna tu nueva meca / Tos seca, caos dentro y vaho fuera”. O en “Malas ondas, pisos altos, casa bajas, nuevas formas / Chinas de hachís caen al chándal (…) Chocan gorriones en la ventana / y pelotas de goma en el ojo”.

Si queda claro que Erik cada vez escribe mejor y confirma aquí un subyugante universo propio, de su alianza en este disco con el productor Merca Bae extrae verdadero petróleo sonoro. Ambos confluyen en una sinfonía de beats que parecen haber emergido del underground londinense para dispararse hacia el espacio exterior. El caudal de ideas líricas y el caudal de ideas sonoras se enriquecen tanto entre sí que convierten este “Qubits” en un trabajo admirable. ∎

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