“Yasuke” (LeSean Thomas, 2021), curioso caso de serie anime impulsada por afroamericanos, es una revisión fantasiosa de la historia de un esclavo africano que se convirtió en samurái en el Japón del siglo XVI. A lo casi esperable se unen golpes de magia, robots gigantes y algún que otro hombre lobo ruso.

El acercamiento de Flying Lotus a la banda sonora es coherente con esa hibridación: Steven Ellison entrecruza instrumentos tradicionales japoneses (como tambores taiko o koto) con sintetizadores sci-fi en una paleta sonora voluntariamente más limitada de lo habitual en él. Entrevistado hace poco en ‘Vulture’, Ellison se refería a “Yasuke” como “su álbum de sintetizador” y, ciertamente, estamos ante toda una exhibición del Yamaha CS-60, variante algo menos mastodóntica del sintetizador sublimado por Vangelis en “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982), el mítico CS-80.

Es decir, quien espere grooves hip hop cuando empiezan las peleas, como podía pasar en “Samurai Champloo” (2004-2005), quizá quede decepcionado. Aquí mandan las (fascinantes) viñetas synth con efluvios y ritmos ancestrales, aunque de vez en cuando FlyLo apueste por beats lo-fi (“Pain And Blood”) o se permita licencias trap (“Mind Flight”). También invita a Denzel Curry a lanzar barras sobre “katanas manchadas de sangre”, “seppuku” y “harakiri” en la breve pero decididamente letal “African Samurai”.

Los temas inicial y final quedan reservados a amigos de confianza: Thundercat (connoisseur del anime y productor/consultor de “Yasuke”, como el propio Lotus) entona el maravilloso R&B psicodélico de “Black Gold”, himno de nobleza samurái, mientras que Niki Randa reaparece tras “Hiding In The Shadows” para la coda trip hop “Between Memories”. En conjunto, es una obra fluida y elegante, quizá la más cohesiva de su autor hasta la fecha: ponerse límites puede abrir el camino a la inspiración. ∎