“Vamos a salir de esta”, le dice una voz femenina a Fred again.. nada más comenzar “Actual Life 3 (January 1 – September 9 2022)”. “Eso espero”, responde él con tono escéptico, pero dejándose llevar por la actitud, contagiosa, de su interlocutora. Puede parecer un detalle irrelevante pero no lo es en absoluto. Sintetiza perfectamente, en apenas 11 segundos, lo que ha querido transmitir el productor británico con este diario musical en forma de trilogía que lleva escribiendo desde 2020: que son los otros los que hacen que todo merezca la pena. “You make it better” resuena como un leitmotiv en la siguiente canción, “Eyelar (shutters)”, mientras la música se adentra entre túneles y pasillos oscuros en las profundidades de un club.

No está vacío y nos recibe con una impresionante “Delilah (pull me out of this)”. Euforia, electrónica de contacto. Sudor, lágrimas, alcohol. “Sabía que íbamos a volver a bailar, pero”… no te lo crees hasta que estás ahí, hasta que está sucediendo, hasta que puedes compartir un drop como quien comparte un abrazo. Nos recibe la gente, nos reciben los otros.

Si los dos volúmenes previos de la vida según Fred Gibson narraban el confinamiento y la siempre imprevisible nueva normalidad, este último testifica el desconfinamiento y la vuelta a las fiestas, y por eso es más abierto, más exaltado, más exuberante, más panorámico. No hay mejor forma de comprobarlo que ver el videoclip de “Bleu (better with time)”: una oda a la dimensión colectiva, disfrutona y hasta arriba de endorfinas –ejem– que puede albergar el club como concepto. O el hecho de que gran parte del disco ya lo pudiéramos escuchar –más o menos– en el histórico debut del productor británico en Boiler Room –que, por cierto, es el decimotercer vídeo más visto de la plataforma en tan solo dos meses–.

Evidentemente, hay momentos de intimidad y de introspección, una idea que ha circundado la carrera de Fred Gibson más allá de su pasado exclusivamente como productor. La balada a piano “Berwyn (all that I got is you)” con esa atmósfera lluviosa, la emotiva “Mustafa (time to move you)” o la más confesional “Winnie (end of you)” sirven como puntos de inflexión, y hay un mayor atrevimiento en el uso de su propia voz filtrada en un vocoder. Pero el subidón constante en el que te sumerge desde el principio confirma que el repertorio de “Actual Life 3” está más cerca del club de grandes dimensiones y del cierre macrofestivalero, de Moderat, Bicep y The Blaze, que cualquiera de sus dos predecesores, y hacia ahí se dirige desbocado.

La fórmula, eso sí, es semejante: construida con elementos de la electrónica underground británica de los últimos 30 años y enfocada con la benevolencia rítmica de la EDM, acorta distancias que a muchos les parecerían imposibles de salvar entre Four Tet y Sweedish House Mafia –ambos colaboradores aquí–. Hace recaer el peso emocional en las frases, conversaciones o melodías sampleadas y en el drop. Y aunque por sus propias exaltaciones e intensidades y sus métodos insistentes y resultones pueda parecer fácilmente agotable, aquí de algún modo la redondea diluyendo más unos bajos siempre voluptuosos y abrazando sin reparos el progressive break en su versión más house. ¿Se aleja casi definitivamente de los techos bajos y las raves? Sí. ¿Deja temazos por el camino? También: imagínate “Clara (the night is dark)” debajo del megatron.

En fin, tan lejos y tan cerca de la idea de club, tan joven y tan viejo en su síntesis de referencias, Gibson cierra este capítulo en la vida de todos con la idea de que todo lo malo se acaba, que “aunque la noche sea larga no durará mucho” y que no estamos solos, que mejor con los demás. Que los traumas nos marcan, nos definen, pero que lo mejor siempre es mirar hacia delante, aunque parezca que el mundo se acabe. Salimos de aquella y nos hemos metido en otra peor, hemos recuperado una siniestra y amenazadora normalidad y es imposible no ahogarse en dudas sobre el lugar al que nos dirigimos. Pero “If you don’t know, don’t worry”: siempre habrá alguien ahí con quien bailar. ∎