Álbum

Hidrogenesse

Ciutat de sorraAustrohúngaro, 2023

02. 11. 2023

Barcelona lleva años (muchos) “poniéndose guapa”. ¿A costa de qué? ¿Y de quién? La exposición “Ciutat de sorra” de David Bestué, comisariada por Marta Sesé (se pudo visitar hasta el pasado 22 de octubre en la Fabra i Coats), escarba en la Barcelona desaparecida, en una ciudad que entierra su memoria en toneladas de arena (“sorra”) abocada a un progreso devorador que hace de la amnesia (colectiva, individual) el motor de su futuro.

La muestra se acompañaba de un soundtrack compuesto para la ocasión por Hidrogenesse: una instalación de tres pantallas de vídeo con noticias y fotos de la ciudad aparecidas en ‘La Vanguardia’ y fechadas entre 1978 y 2011, años de grandes transformaciones en la Ciudad Condal. La música no podía sobrepasar los 12 minutos.

Genís Segarra y Carlos Ballesteros se atuvieron al encargo, componiendo diez piezas breves de poco más de un minuto de duración con el leitmotiv titular como puente que engarza las canciones, separadas en la versión en streaming y en una suite continua en el formato físico. Y así, cogidas de la mano de “Ciutat de sorra” (el tema: “Ciudad de arena que todo lo desmenuza / en el corazón tiene una rueda de molino / que rueda, el molino, y hace arena / ciudad de arena…”), van desfilando por las composiciones, con un fondo de tecno pop reflexivo, balcones que colapsan, el atentado contra la réplica de la Santa María de Colón que adornó durante años el puerto de Barcelona, la remozada Rambla del Raval (“No será fácil de repartir / esta mona de Escribà / que es la Rambla del Raval / no será fácil de repartir / esta Rambla del Raval / de chocolate de Escribà / pero el alcalde lo intentará”), expresos anarquistas que atacan oficinas del INEM (“José Miguel el libertario”: “Puso bombas en el INEM / todas en la misma oficina del INEM / en oficinas de bancos también / y en sedes de Convergència y el PSC”), activistas anticlericales (“Okupas irrumpen en misa”), montañas tóxicas de cascotes y residuos, megacruceros de lujo (“El crucero más grande del mundo”: “Una mujer pide limosna a dos turistas / que acaban de comprarse dos sombreros mexicanos / en una tienda de recuerdos de la parte baja de las Ramblas / el puerto de Barcelona acoge el crucero más grande del mundo”) y el 22@, el proyecto que ha cambiado la fisionomía de gran parte del barrio de Poblenou con su proliferación de “empresas tecnológicas / y de innovación / de investigación / comunicación”).

Transformados en reporteros sónicos, Segarra & Ballesteros entregan su disco más claramente político en una deriva psicogeográfica que le quita el polvo a momentos sepultados y que afloran en canciones sencillas pero de innegable poder evocador.

“Ciutat de sorra” se completa con la versión instrumental (perfecta cajita musical para pasear por los lugares aludidos), la vocal (con varios momentos vocorizados), y se cierra con un remix del tema titular que resume en poco más de tres minutos todos los motivos del disco y que es la canción más rítmica y austrohúngara del lote, hit seguro en los directos del dúo maravillas. ∎

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