Álbum

Jenny Hval

Classic Objects4AD-Popstock!, 2022

16. 03. 2022

Desde hace algo más de una década (o década y media si contamos su época como Rockettothesky), Jenny Hval viene entregando/regalando discos art pop en los que una alta carga referencial y conceptual no significa necesariamente aridez. Ella es, recordemos, la artífice del concepto “soft dick rock” y la autora de un disco conceptual sobre la menstruación con el tremendo título de “Blood Bitch” (2016), que también podría ser el nombre de un filme de Jesús Franco, autor (¡autor!) muy influyente en aquella obra.

Con este casi sencillo “Classic Objects”, Hval quería dejar un poco las referencias a un lado y probar a hacer canciones casi normales, más (especialmente) pop, con sus fraseos y sus estribillos. Centradas en historias, en principio, directas, sacadas de su vida cotidiana. Ese era el propósito. Y algo ha quedado de él, pero Hval siempre va a hacer la Hval. Por eso las canciones pueden ser medio cantadas, medio habladas; cobrar forma de larga reflexión sobre lo prosaico y lo divino, o tomar desvíos al absurdo. Por eso suenan como reproducidas “en un estéreo en una habitación misteriosa”, según ha explicado la ingeniera Heba Kadry (Björk, Julianna Barwick).

“Yo solo quiero hacer canciones bellas, y para mí la belleza incluye necesariamente complejidad”, me dijo una vez Hval en entrevista para ‘El Periódico’. Aquí sigue fiel a esa idea desde el arranque con “Year Of Love”, canción de pulso afropop con una melodía vocal bastante escurridiza y elástica; algo menos a la altura de un estribillo indiscutible. Después de observar una propuesta de matrimonio entre el público de uno de sus directos, empezó a preguntarse qué decía sobre ella misma el hecho de estar casada: ¿se puede ir de artista subversiva y ser esposa de alguien? Hval frente al espejo, haciendo frente a su realidad.

El citado cruce de lo prosaico y lo divino alcanza su punto álgido, justo después, en “American Coffee”, en la que canta sobre ver “La pasión de Juana de Arco” (Carl Theodor Dreyer, 1928)… mientras “tenía una infección del tracto urinario”. Otra posible referencia al cine de autoría más canónico (poca exploitation en este álbum) es “Cemetery Of Splendour”, que comparte título con la penúltima película de Apichatpong Weerasethakul. ¿Y que tiene el mejor estribillo del lote? Posiblemente, pero tan solo suena una vez, así que igual tampoco se le puede llamar estribillo. El pop de Hval será esquivo o no será.

Hay movimientos lógicos en este proyecto, sea como sea. Como llamar “Jupiter” a una canción con desembocadura kosmische. O poner “Freedom” a un tema inusitadamente transparente en su afán de protesta política y social: “Quiero vivir en una democracia / En algún lugar donde seamos realmente libres”; sin ironías. Son pequeñas concesiones a la lógica más convencional en un disco quizá más fácil de escuchar que “Innocence Is Kinky” (2013) o “Apocalypse, Girl” (2015), el disco del “soft dick rock”, pero decididamente creado por la misma inquieta persona. ∎

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