Álbum

Joaquín Pascual

Baladas para un atracodad-Lucinda, 2023

11. 12. 2023

A punta de pistola y con un botín en el que falta dinero y sobran (buenas) canciones, Joaquín Pascual se apea temporalmente, un desvío nada más, de la vuelta a la vida de Surfin’ Bichos para perpetrar su octavo disco en solitario. Ni hacer ni grabar: perpetrar. Dar forma, verso a verso y culetazo a culetazo, a lo que Nacho Vegas ha bautizado como “el síndrome de Albacete”, el mismo que “empieza con una vida consagrada a escribir canciones y termina con el atraco a un banco”.

“Pocas cosas desprenden una belleza tan parecida como las canciones y los atracos a bancos. Se podría decir que ambos son, en esencia, actos de amor. De muchas canciones emana una suerte de justicia social; de los atracos, una justicia poética. Y viceversa”, defiende el asturiano en el libreto que acompaña al disco.

La cosa, ya ven, va de atracos. De planear un gran golpe con el que financiarse una vejez digna y vivir para cantarlo. Nada de grandes alardes. Solo guitarras y teclados, folk gótico y épica de wéstern portátil, mientras Fernando Alfaro y Jorge Pérez (Tórtel) se postulan como ideólogos espirituales. Polvo en los bajos y canciones etéreas, cristalinas; baladas traslúcidas para que se vea bien el fuego de las entrañas, el ardor que quema y abrasa poco a poco. Y, en el centro de todo, El atraco”, himno de amor y amistad con el que Pascual, todo susurros y voces lijadas, culmina su otro plan de fundirse en las sombras con Scott Walker y Serge Gainsbourg.

En realidad, el ciclo narrativo del atraco se agota pronto, cuatro movimientos y se acabó, así que “Baladas para un atraco” se completa con otra tanda de canciones que, asegura Pascual, son como una reflexión sobre todo lo anterior. Un segundo acto que completa este “Reservoir Dogs” a la manchega con los locos aventureros de “El presente” (“todo es futuro y pasado, el presente se queda olvidado”, canta), el ímpetu flamígero de “Empezar de cero como si nada” y la hipnótica y hermosa “Una cruz clavada”.

El mejor Pascual, el que se mueve con soltura y espíritu cada vez más narrativo por la extrañeza y el desarraigo, monumentalizando la intimidad y proyectándose en el country albaceteño y abollado de “Lo bueno” y el folk intergaláctico de “El accidente”. Atraco perfecto. Golpe maestro. ∎

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