Álbum

Joe Crepúsculo

Trovador tecnoEl Volcán Música, 2022

07. 04. 2022

Desde el mismo momento en que debutó en solitario emancipándose del grupo Tarántula, Joe Crepúsculo se autodefinió como trovador tecno en su página de Myspace. Aquella plataforma murió hace ya tiempo, pero la música de Joël Iriarte no ha parado de crecer y de emprender rutas inesperadas sin dejar de ser fiel a aquel término que nunca fue un chiste, sino que le venía como anillo al dedo. Ahora lo utiliza para titular su duodécimo álbum y, tal vez, remarcar que es su trabajo más decididamente electrónico y danzable desde el inolvidable “Baile de magos” (2013). Apoyado siempre por su compinche Aaron Rux, se tira sin riendas hacia el techno de extrarradio, la mákina al estilo noventero, el eurobeat y otros ritmos de base popular. También hay pequeñas incursiones en esa tecno-rumba de la que se empapó en Madrid junto a la troupe de El Volcán Música (“Sol y sombra”, con Las Negris y Diego El Ratón, en la que habla de tomarse unas cervezas artesanales con el jefe del sello, Javier Liñán, en el castizo bar La Buena) e incluso una balada de estilo latino en dueto con dani, la agridulce y extraña crónica del fin de una relación en “Brindar”.

Pero es la matraca techno lo que predomina, en conjunción con unas letras que siguen siendo tan marcadamente personales como las que siempre ha hecho Crepus. “Carreteras de pasión” tiene un punto Fangoria, eso sí, pero ya “Tecnocasa” –que fantasea con los empleados de esa agencia inmobiliaria montándose fiestas de extranjis en los pisos que tienen para vender– es un gozoso delirio que merecería convertirse en guion para su amigo Nacho Vigalondo. “Vamos a limpiar” muestra pensamientos filosóficos al tiempo que reivindica los actos más mundanos, “Velo de maya” parte de un concepto de Schopenhauer, “Paranoia” juega con bailes interiores en el cerebro mientras uno come techo, “El tren de la bruja” se inspira en el mundo de feriantes y artistas en perpetuo movimiento y “Jose House” sugiere realidades inquietantes con un texto muy conciso (“me llaman Jose House y bailo como un ángel / Me llamo Jose House y he salido de la cárcel”).

Son esas chispas líricas las que siguen otorgando un especial encanto a sus discos. Por ejemplo: Sabes que a veces es mejor no pensar / pienso que me roba tiempo / tiempo que no me deja pensar / que pienso en ti todo el tiempo” (“Pensar el tiempo”), “Atravieso las calles / con la boca abierta / filtrando los insectos” (“Sol y sombra”), “Todas las cosas que no están dichas / formas barcos a la deriva” (“Velo de maya”) o “No me puedo mover / de tanto bailar” (“Tecnocasa”). Supercrepus sigue en muy buena forma. ∎

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