Álbum

Júlia Colom

MiramarLa Castanya, 2023

25. 05. 2023

Distinguido con el premio al Mejor Documental estatal en el festival In-Edit de 2020, el filme de Joan Porcel “Sempre dijous” ya nos puso sobre la pista de la mallorquina Júlia Colom. Rodada a caballo de la Valldemossa natal de la artista y Barcelona, la peli en cuestión nos descubre su entorno, su sana ambición en lo artístico y también en lo académico, así como las inevitables dudas que todo ello le acarrea. Pero, sobre todo, refleja las grandes certezas y convicciones que iluminan el camino de esta cantante y compositora nacida en 1997, alineada de oído y corazón con la música tradicional de su isla, lo que la ha impulsado a efectuar un amistoso trabajo de campo con generaciones de cantantes que vivieron tiempos menos turistificados que los actuales.

Parece más que saludable el conocimiento y preservación de un acervo musical que, parafraseando la letra de una de las canciones de este “Miramar”, son “més antigues que aquest món” (“Olivera”). Tan importante como ver qué hace uno después con todo este material. En el caso de Júlia Colom, esta herencia actúa como un punto de ebullición creativo. Un cuerpo vamos a llamarlo genético, siempre presente –aunque nunca como un cliché ni un corsé– en las canciones que dan vida a esta producción. Trabajo de debut largamente esperado por los seguidores de quien también ha formado como corista en la gira “CLAMOR” de Maria Arnal i Marcel Bagés, amén de dejarnos en Instagram pistas tan vistosas como el bonito dúo que se marcó en su día con Damien Rice.

Dando significado al arraigo del que hablábamos al principio, “Miramar” empieza su recorrido con Júlia Colom cantando a capela “Que m’abrasava”, la primera de las tres piezas tradicionales diseminadas por el álbum, junto a “Tonada de segar” y la postrera “Tonada de collir figues”. Completan la producción otras siete canciones de autoría propia, todas en catalán a excepción de “Canta para seguir”, una afortunada elaboración de capas a dos voces ejecutada en compañía de Pol Batlle.

Es notable el garbo que muestra desde el primer segundo “Ell i ella”, una composición inspirada en la música de la griega Marina Satti, según ha desvelado la propia autora. Ocurrente letra en la que retrata cierta confusión vital relacionada con las cosas del lecho, mientras percusión y palmas van impulsando el tema. Colom ha querido trazar líneas paralelas con el venerable “Cant de la Sibil·la”, que la acompaña desde casi siempre, en el caso de “Estròfica”, una profecía sobre el fin de los tiempos, por lo que sus versos no resultan ser precisamente tranquilizadores (“arriba es final i arriba amb totes ses forces!”, concluye la letra). Tal vez sea esta la pieza más fascinante del álbum, con contagioso nervio electrónico y una amplia paleta de recursos vocales que pasan por lo casi recitado y el empaque más polifónico.

Es asimismo remarcable el elemento electrónico en “Enveja”, donde se aborda un sentimiento por desgracia tan arraigado en nuestras sociedades como la envidia. Llama la atención la ironía que desprende a veces, cualidad que se refuerza mediante una dicción bellamente arrastrada en gran parte de la pieza. Júlia ha coproducido “Miramar” junto a Martín Leiton, y la guitarra acústica de este brilla especialmente en la suerte de declaración de principios que podría ser “Camí amunt”, el número más cantautoril, por así decirlo, del disco. Algo después, la mallorquina nos regala con otro de los temas más destacados de este trabajo de debut, “Persones”, una reflexión en torno a la condición humana, con un estimulante (por bien trabado) relato sonoro, y el gran sentido del humor que muestra la autora en su descripción de los presuntos sapiens. ∎

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