Álbum

Kanye West

The Life Of PabloDef Jam-Good Music, 2016

Rockdelux 349

(Abril 2016)

Autoproclamado el Walt Disney de su generación, Kanye West se hunde con “The Life Of Pablo” en lo más profundo de esa espiral de megalomanía, lujo y neurosis en la que ha convertido su vida y obra. Siempre obsesionado con hallar una escala capaz de registrar su supuesta grandeza, Kanye se mide con tres iconos universales cuyos nombres dan sentido al título del álbum. Con Pablo Picasso comparte una visión creativa inquebrantable, además de un egoísmo que raya en la tiranía y una concepción irremediablemente machista del sexo y el amor. A Pablo Escobar recuerdan sus delirios de grandeza, su naturaleza depredadora, el victimismo y la ambición de convertirse en presidente (West ha prometido su candidatura para 2020). Pero es la figura de Pablo de Tarso, apóstol martirizado bajo el gobierno de Nerón, la que ejerce una influencia más poderosa sobre Kanye.

West abre “The Life Of Pablo” con una impresionante rendición ante Dios en “Ultralight Beam”, un armazón de góspel digital con versos de Chance The Rapper y The-Dream. La aceptación de un ser supremo es la única concesión a un ego que parece ajeno a cualquier proporción y que Kanye alimenta con la obsesión de evangelizarse a sí mismo.

Precedidas por un sermón del pastor T. L. Barrett convertido en un mantra funk con bajos gordísimos que sudan electricidad, las dos partes de “Father Stretch My Hands” saltan sobre ritmos hipercomprimidos que contrastan con la meticulosidad que cabe esperar de West. En realidad, todo en “The Life Of Pablo” late con una urgencia nada habitual en alguien que entiende cada uno de sus discos como un objeto de diseño. Más que una versión definitiva, “The Life Of Pablo” es un continuum, un flujo de ideas siempre en transición. Tras constantes cambios de título, secuenciación y nómina de productores, el álbum suena apresurado y tosco, aunque no por ello menos esplendoroso.

Rihanna se transmuta en la Nina Simone de “Do What You Gotta Do” en una espectacular “Famous” que vuela por los aires con la explosión del sample del “Bam Bam” de Sister Nancy en manos de Hudson Mohawke, Havoc y Mike Dean. No es el único momento de gloria: “Waves” reimagina la épica de “My Beautiful Dark Twisted Fantasy” (2010) congelada en la onda expansiva de un sample vocal, “Wolves” es un himno disonante levantado sobre la voz ululante de la soprano Caroline Shaw y “Fade” cierra el disco con una reverencia ante el house de Chicago.

La fiebre incontenible de “Yeezus” (2013) parece haberse atemperado en temas de cariz más clásico como “No More Parties In L.A.” (con Kendrick Lamar) o “Real Friends” (con Ty Dolla $ign), pero su efecto sigue latente en una forma de entender el sonido cuyos mayores alicientes siguen siendo la voluntad de riesgo y la elección de oscuras joyas como ostentosas incrustaciones sonoras: de Arthur Russell a la diva iraní Googoosh, pasando por Rare Earth, Section 25 y la librería de efectos de Street Fighter II. La de Kanye West es una concepción indiscutiblemente pop del hip hop que, sin embargo, jamás renuncia a ganarle terreno a la música avanzada en su afán de moldear el futuro. ∎

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