Los discos de remixes suelen ser un poco turrón. O, en la mayoría de los casos, se quedan en pura anécdota. Claro que puede haber un tema aquí y otro allí que te seduzca o consiga moverte algo por dentro, pero no suelen ir a más. Y el problema, normalmente, está en su concepción: listar a una serie de productores de moda, a veces muy distintos entre ellos, darles tu material y publicar lo que cada uno de ellos te devuelva en un orden más o menos razonable y lógico. No es habitual pensar en el resultado final como un todo, ni lograr que los participantes vayan en una dirección meditada previamente, ni mucho menos dotar de coherencia y empaque el conjunto. Dicho de otra forma: tratar y trabajar el disco de remezclas de una manera similar a la que has tratado y trabajado el álbum original.
“RAVE:N, The Remixes” logra darle la vuelta al tópico; y marca, además, un posible camino para otros que puedan venir después. No podemos saber quién ha ayudado a Kelela a elaborar la lista de elegidos o si todas las decisiones las ha tomado ella sola, pero en cualquier caso sí parece que ha habido una clara intención de que tod@s l@s participantes estén en una órbita similar y puedan conocer con bastante profundidad el material de base. Incluso, por qué no, ser fans suyos ya de antemano, lo cual podría ser perfectamente el caso: su carisma, su talento y sus canciones seguro que han jugado un papel vital, qué duda cabe. Primera decisión, pues, en el clavo: reunir a representantes de esa esfera a la que podemos llamar “black electronics”, que mira muy directamente hacia la pista y busca nuevas vías a partir de la rítmica del footwork, la mística del house-trance, los esquemas del dancehall y esos beats corrosivos, casi industriales, que marcan buena parte de la club music actual. Un sonido muy moderno, sí; pero moderno bien, no simplemente coyuntural.
Quizá, más que la primera, sea aún más importante la segunda de las decisiones que se han tomado para “RAVE:N, The Remixes”: no limitarse a invitar solo a productores, sino también sumar a la fiesta a vocalistas de diferentes escenas para salpimentar y ponerle más picante a las remezclas. Así, al listado de la izquierda, donde están DJ SWISHA, LORAINE JAMES, LSDXOXO, TAYHANA, TYGAPAW, YAEJI, BAMBII o DJ MANNY, hay otra justo al lado donde aparecen los nombres (muchos de ellos desconocidos por aquí) de BBYMUTHA, RAHRAH GABOR, THUGPOP, CARRIE STACKS o -estas sí, más populares- SHYGIRL y ROCHELLE JORDAN. Bien por Warp, o por quien haya puesto los recursos necesarios (económicos, especialmente) para llevar la operación a buen puerto.
Al final, a riesgo de que algún fan pueda rasgarse las vestiduras, esta colección tremenda de remixes (veinte en total, con treinta implicados en la fiesta) resulta más vigorosa, contemporánea y excitante que el propio álbum original, quizá un pelín conservador a nivel de producción y demasiado centrado en la voz de Mizanekristos (ese es su apellido, por si alguien no lo sabía). Un último hurra para cerrar la reseña: el que dedicamos a la aparición de los nunca suficientemente ponderados y siempre añorados NGUZUNGUZU, amigos personales y colaboradores fundamentales de la norteamericana, regalando uno de los mejores remixes (si no el mejor) de todo el disco. ∎
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