¿Qué ocurre cuando haces música nostálgica, lanzas tres maravillas del sosiego musical en clave easy listening años 70 y luego te separas durante doce años? Pues exactamente lo que todos esperábamos del retorno de Kings Of Convenience, que en su nuevo disco, “Peace Or Love”, rizasen doblemente el rizo y acabasen por evocar también esos tiempos en los que emergieron como héroes del folk enamorado de las latitudes tropicales y en los que nuestras vidas eran, quizá, algo más sencillas. Hay, por tanto, una sensación de confort, una suerte de espacio seguro y círculo de confianza creado entre estas once canciones y el oyente: no decepcionan, desde luego no traicionan y, probablemente, tampoco vuelan la cabeza, pero, si maduraste tu oído musicalmente con Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe, estas tonadas pueden convertirse en unas inesperadas aliadas cuando menos lo esperabas y más lo necesitabas.
Las cosas no han cambiado para Kings Of Convenience: de hecho, esos doce años de hiato son algo engañosos, ya que las primeras sesiones de “Peace Or Love” se remontan a hace un lustro. Aquí cabe esperar ese mismo folk-pop bossanovado que les valió comparaciones con Simon And Garfunkel, un gusto por la sutileza y la elegancia que ya no merece ocupar portadas de revistas de tendencias y también, seamos honestos, una cierta abundancia de tópicos del pop de sacarosa, la misma pornografía evocadora que otro reciente producto veraniego –el último Pixar, “Luca”– y letras algunas veces absurdas. Tanto, de hecho, que el paralelismo que Linnie Greene hace en su crítica para Pitchfork con el dúo cómico Flight Of The Conchords no sea del todo desacertado (ni parece que le vaya a sentar mal al dúo de Bergen, pues no olvidemos que su primera colaboración musical fue un rap humorístico sobre una profesora). También, por supuesto, hay espacio para algunas de sus mejores canciones, como “Catholic Country”, un inevitable dueto con Feist a tres voces con todo ese gusto por la atmósfera a la que acudimos en primer lugar cuando damos el play a un tema de KoC.
Una vez acaba el disco, el algoritmo de Spotify, que tonto no es, te asalta con canciones que pareciste olvidar de Air y Zero 7. Son exactamente esas mismas caricias musicales que se encuentran aquí. Si los mecanismos de la nostalgia y el eterno retorno melómano funcionan cada 20 años, como decía Simon Reynolds, entonces este disco llega en el mejor momento: no solo cuando se cumplen dos décadas del debut de los noruegos, sino de esta clase de música que una vez se llamó new acoustic; acaso el más improbable de los revivals de la primera década de este siglo (hay apuestas más seguras ahí fuera).
“Peace Or Love” no es ninguna obra maestra, pero sí hace reflexionar junto a una de las declaraciones que acompañan su nota de prensa:“Es muy, muy difícil hacer que algo suene simple”. Vaya si lo es. Lo que sí es, es un disco cruel, un trabajo que te pone ante el espejo y, en su regodeo de lo nostálgico y evocador, te enfrenta al implacable paso del tiempo, siembra en ti la semilla de la duda de que quizá ya dejaste atrás la juventud y, casi lo peor, te hace coquetear con aquella idea a la que antaño te resistías de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero qué bien suena el álbum. ∎
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