Álbum

Las Ninyas del Corro

Onna BugeishaAutoeditado, 2021

10. 01. 2022

En unos años en los que el trap y el reguetón dominan sin piedad la industria musical urbana, propuestas como Las Ninyas del Corro son, además de una apuesta arriesgada, una muestra de que hay vida más allá de las pistas de baile. Su sonido, que en ocasiones recuerda instrumentalmente a las mejores canciones de The Beatnuts, Nas, Lords Of The Underground y la golden age americana en general, nos demuestra que en España el rap de bombo y caja sigue vivo no solo en la vieja escuela o en grupos como Space Hammu, sino también en las nuevas generaciones. No en vano, Laüra y Felinna nacieron en 1996 y 1999, cuando muchas de las grandes obras del rap clásico ya empezaban incluso a sonar caducas.

El grupo se formó en marzo de 2017, según reconocen impulsadas por la desaparición de su referente Gata Cattana, y desde el primer momento su línea estilística fue clara: rap de boom-bap, lento y pesado, respetando pero modernizando las raíces sobre las que creció esta música. Así sonaba todo lo que habían publicado hasta ahora y así suena este “Onna Bugeisha”, en parte gracias también a la labor de su productor Esse Delgado, responsable del apartado instrumental de la mayoría del disco. Frases en inglés y bajos cargados. Conciencia de clase y poesía. Desde la “Dharma (Intro)” ya podemos intuir por dónde se encamina el sonido de este disco, en el que otros estilos como el R&B (en “Santorini”) y el flamenco (en “Perdón de Dios”) conviven con un rap en el que la herencia de leyendas como Public Enemy, Rakim y Queen Latifah es evidente en cada verso y estribillo.

Pero el secreto de este grupo, llamado a encabezar dentro de no mucho los principales festivales de rap nacionales, lo encontramos también en su contexto. Un rap combativo, lleno de rabia pero también de frescura y chulería, donde el arraigo familiar y barrionalista está siempre presente. Sin olvidarnos del mensaje feminista, incluido en el título del disco (las Onna Bugeisha eran las antiguas guerreras samuráis japonesas) y en prácticamente todas las canciones. Un espacio en el que su aparición cobra más importancia si cabe, ya que el rap nacional necesita más referentes femeninas actuales que equilibren una escena históricamente patriarcal. Y nombres como Las Ninyas, Sara Socas, Petazeta, Free Sis Mafia, Elane, IRA o Santa Salut, entre otras muchas, han llegado para cambiar las reglas del juego.

Las Ninyas rapean sobresalientemente. Su rap es ágil y tiene personalidad y carácter. Lo demostraron en el histórico “Rap sin corte 50” de Foyone, donde se rodearon de lo mejorcito de la escena nacional. Y lo hacen en cada uno de los catorce temas de este “Onna Bugeisha”, en el que canciones como “Tomoe Gozen” y “Mediterráneo” están siendo las mejor acogidas por el público. Sin colaboraciones de nombres destacados que las eclipsen, Felinna y Laura protagonizan un disco que respeta todos los preceptos del hip hop clásico. Desde la periferia barcelonesa (cuna de tanto talento artístico femenino), su rap respira cultura de barrio pero también poesía y reflexiones, suponiendo un soplo de aire fresco para una escena que acostumbra a tender a la monocromía. ∎

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