Es ver el vídeo de “THATS WHAT I WANT”, tan americano y tan LGTBIQ+ que parece sacado de la última MET Gala, y pensar automáticamente que no nos merecemos a Lil Nas X. Este antirapero de Atlanta de 22 años que camina entre el hip hop norteamericano y el pop mainstream separando las aguas como si fuera Moisés no para de hacer cosas por nosotres: su figura y ese imaginario que atrae como las moscas a la miel encarnan, básicamente, todo lo que esperamos la generación Z.
Iba camino de ser otro one hit wonder devorado por el éxito de “Old Town Road” (2018), pero a principios de este año nos llevó al cielo y al infierno con “MONTERO (Call Me By Your Name)”, y más tarde nos confirmó que el pop también puede ser político en “INDUSTRY BABY” (con broma incluida para los morbosos) para poner dirección hacia “MONTERO”, su álbum de debut, tratado metafóricamente como un embarazo con su “beef” a la portada del nuevo disco de Drake.
Lo que ha traído al mundo son quince temas con jugosas colaboraciones, entre las que están Megan Thee Stallion, Elton John, Miley Cyrus, Doja Cat y Jack Harlow, y letras celestiales y paganas que, sin que te des cuenta, van escalando los charts y sobre todo tu timeline en Twitter, donde Lil Nas X tiene un lugar a buen recaudo por sus ocurrentes tweets.
Es un viaje desde un paraíso olímpico y un sexualizado infierno hasta ciudadelas futuristas que nos hace pensar en Lil Nas X y su disco como las pantallas de un videojuego que empieza por el final. En “MONTERO (Call Me By Your Name)” nos abre las puertas del cielo para continuar el trayecto como ángeles caídos que se deslizan por una lujuriosa barra de pole dance hasta el infierno. “I’m a pop nigg* like Bieber, ha / I don't f*ck b*tches, I’m queer” nos da la identidad en “INDUSTRY BABY” para vivir después un amor queer adolescente en “THATS WHAT I WANT”. No sabemos si “SCOOP” (con Doja Cat) nos dejará algún baile tiktokero, pero lo que nunca adivinamos es cómo será la colaboración con Elton John (al igual que pasó con Lady Gaga en “Chromatica”, con quien parece tener un universo similar), aunque al final siempre funciona: separa el disco en su mitad y da paso a una tierna canción pop que nos suelta perdidos en medio de una ciudadela blade-runnera.
La unión con Megan Thee Stallion en“DONT WANT IT” construye una de las canciones más contundentes del disco; como era de esperar, puro rap y real hot girls sh*t. Continúa el álbum hasta su final con un espíritu que vaga en un purgatorio más cercano al averno y termina con “AM I DREAMING” (feat. Miley Cyrus), lista para meter en el playlist de amor que te pones cuando estás blanda (y, por supuesto, para postear en tus stories). A mí también me han dado ganas de felicitarle justo como ha hecho Miley.
Lil Nas X no se esconde y las que escuchamos este disco tampoco: ponértelo es como llevar una bandera LGTBIQ+ atada al cuello como una capa. Quisiera bailar debajo del mismo arcoíris bajo el que está todo el imaginario de “MONTERO” con su música de fondo. Nos hace celebrar que un rapero negro se haya infiltrado en la industria con atractivos videoclips y pegadizos y bailables bangers para dar visibilidad al colectivo.
Un disco ¿para todos los públicos? que no puede no dejarte sin respiración y que si aún te hace sentir incómodo es porque algo está haciendo bien. ∎
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