La reina de corazones del country, con voz ajada y poderío incontestable aún a sus 67 años, vuelve a mudar de piel y, azuzada por los mismos males que sacuden el mundo, arrincona los lamentos temblorosos de
“The Ghosts Of Highway 20” (2016) para calzarse el más grasiento y sufrido de sus monos de trabajo. ¿Country gran reserva? Mejor todavía: blues airado, rock’n’roll braseado y suculentas tajadas de electricidad volcánica. Viejas cicatrices de surcos pronunciados para explicar la actualidad, ajustar cuentas con Donald Trump entre los pliegues rugosos y las guitarras casi shoegazing de
“Man Without A Soul”, apretar fuerte los dientes para masticar los versos de
“You Can’t Rule Me”, exprimir a conciencia el garage en
“Wakin’ Up” y tiznar el country con el vudú en
“Pray The Devil Back To Hell”.
“Good Souls Better Angels” es, sin duda, el disco más directo, aguerrido y rocoso de la cantautora de Luisiana, una apuesta por la acción directa que, sin embargo, no solo no pasa factura a las composiciones (
“Down Past The Bottom” es como escuchar a Patti Smith cantándole las cuarenta a Neil Young), sino que además encaja al dedillo como banda sonora de un mundo cada vez más tensionado.
Eso sí: para quien, a pesar de todo, siga suspirando por la
Lucinda Williams trémula y confesional de
“Essence” (2001) y
“World Without Tears” (2003), ahí quedan los lamentos de
“Big Black Train” y
“When The Way Gets Dark” para jugar con las texturas, hacer diana en el corazón mientras llegan salvavidas en forma de versos esperanzadores (
“don’t give up / take my hand / you’re not alone”, canta) y, en fin, combinar como nadie puñetazos y los abrazos. ∎