Álbum

Madonna

American LifeMaverick-Warner, 2003

Rockdelux 208

(Junio 2003)

“American Life” es un apéndice de “Music” (2001); no solo por repetir con el productor Mirwais Ahmadzaï, sino porque la Ciccone no ha tenido tiempo material para cambiar de estilo. Con las prisas, ha optado por venderlo como la culminación de una reinvención interior difícil de tragar: no solo porque la cante la ex material girl, sino porque si ha tardado 45 años en llegar a estas conclusiones igual no es tan lista como pensábamos. “American Life” tiene todos los números para ser un churro, pero no lo es porque Madonna tiene suficiente clase para defender sus peores ideas y porque Mirwais le ha cogido la medida y sabe sacar el máximo partido de canciones del montón (“American Life”, “Die Another Day”), explotando hasta la saciedad los trucos de la aceleración/deceleración de sonidos y la distorsión de voz.

En realidad, poco importa si un single de Madonna es realmente bueno o no; lo vas a oír tantas veces que al final va a acabar gustándote. El veredicto lo determinan las otras nueve canciones que lo integran. Y en ninguna de ellas advertimos a una Madonna moderna o clásica, hundida o renacida, valiente o acobardada, reina o plebeya. “Intervention” y “I’m So Stupid” arrojan estribillos apañados. “Love Profusion” y “Nothing Fails” reciclan el tacto acústico de “Don’t Tell Me”, aunque la segunda brilla con luz propia gracias a un macanudo requiebro góspel. Ninguna de las cuatro, empero, cala tanto como lo hacía “Gone”. Es una Madonna a medio gas.

En “American Life” domina la canción de alcoba digital –ojo al toque folk de “X-Static Process”– porque Madonna quiere hacer de esta su obra de redefinición interior; más de confesionario que de altar. Tal vez por ello ha descuidado por primera vez el aspecto exterior, algo insólito en ella. Pero aún choca más su insistencia en mostrarse aquí como la Madonna auténtica, la de los valores verdaderos, ya que si en algo ha destacado siempre ha sido como estratega de la mentira. Tampoco creo que debamos tomárnosla tan al pie de la letra. Madonna ha convertido el fondo en su nueva superficie. Un jaque ingenioso desde su punto de vista pop, pero no tanto en la tradición de los grandes farsantes del rock. Lástima, en cualquier caso, que el disco sea tan mediano. Ni siquiera ella puede estar en misa y repicando. ∎

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