A estas alturas, acercarse a un nuevo trabajo de Marianne Faithfull exige cierta familiaridad con este personaje-mujer que desde los sesenta, y en muchos aspectos (no exclusivamente el musical), ha tenido una trascendencia relevante. Marianne Faithfull no es solo una artista de culto y de silenciosa admiración, sino incluso de enamoramiento por parte de minorías sensibles. No es Nico, pero tiene mucho en común con ella. No estuvo en la órbita underground, pero ha mostrado siempre una vital inclinación hacia ella. Su vida ha sido una tempestad de relaciones con las drogas, Jagger & Richards, dos matrimonios…

La década de los ochenta ha sido la suya, en silencio, con discreción. La saludó a finales del 79 con la grabación de “Broken English”, un disco magnífico donde mostró un talante más maduro y asentado a pesar de las secuelas que los setenta dejaron en sus venas. Le siguieron dos obras más, “Dangerous Acquaintances” (1981) y “A Child’s Adventure” (1983); después, un tiempo de silencio hasta 1987, año en el que se edita “Strange Weather”, un álbum cargado de dramatismo. Un año antes había grabado el tema central de “Trouble In Mind” (el filme de Alan Rudolph) y, de la mano de Hal Willner, en 1985 había participado en el disco homenaje a Kurt Weill. Willner es, sin duda, el personaje clave en la “resurrección” de Marianne Faithfull.

Después de producirle “Strange Weather”, este “Blazing Away” cuenta también con su producción. Grabado en directo en la Catedral de Santa Ana en Brooklyn los días 25 y 26 de noviembre de 1989 –excepto el tema que le da título: “Blazing Away”; según parece, corresponde a sesiones realizadas con Willner dos años antes–, el disco es uno de los más intensos que he oído últimamente. Es una grabación que no puede escucharse fragmentada, sino seguida, de un tirón (debería recomendar el CD), ya que resulta sobrecogedora y emocionante, siguiendo un ritmo ascendente. Su encantamiento es total, pero, al mismo tiempo, desborda una emoción que roza la mística del recinto donde está grabado (“Sister Morphine”, en este caso, resulta antológica).

A lo largo del disco aparecen las mejores canciones de la Faithfull de los 80, sus magníficas versiones de Lennon (“Working Class Hero”), del mundo Stones (“Sister Morphine”, aunque primero grabada por ella en 1969, así como la canción que Jagger y Richards hicieron para ella en 1964, “As Tears Go By”) y de Tom Waits (“Strange Weather”), incluyendo también su lectura de “She Moved Through The Fair”, tema tradicional que Van Morrison cantó en su álbum con los Chieftains. Puede parecer con ello que se trata de un “Grandes Éxitos” grabado en directo. Nada de eso. Faithfull se interpreta a sí misma, rodeada de músicos de la talla de Marc Ribot, Mac Rebennack (Dr. John), Barry Reynolds, Gareth Hudson, Fernando Saunders o el ex Blood Sweat & Tears Lew Soloff, cuya trompeta acentúa el dramatismo de temas como “Why D’Ya Do It?” o el mismo “Broken English”. Marianne Faithfull se reinterpreta con inteligencia en su rencuentro con sus canciones, consigo misma, para lograr un trabajo de 24 quilates. Un disco sobrio, intenso y emocionante, una obra maestra. ∎