Álbum

Nick Cave & Warren Ellis

CARNAGEGoliath-Popstock!, 2021

02. 03. 2021

No es la primera vez que firman un disco a nombre de los dos, sin el resto de los Bad Seeds. Desde la publicación de la música compuesta para el western de John Hillcoat “The Proposition” (2005), han editado juntos otras diez bandas sonoras y una compilación de temas cinematográficos, “White Lunar” (2009). Pero “CARNAGE” es distinto, un disco de canciones, que puede degustarse desde el 25 de febrero en digital y saldrá, en formato CD y vinilo, el próximo 28 de mayo.

Sabido es que Nick Cave ha encontrado en Warren Ellis algo más que su definitiva mano derecha, más importante aún de lo que en su momento fueron Mick Harvey y Blixa Bargeld. Empezó como violinista –conviene no olvidar su propio grupo, el excelente trío Dirty Three, ya finiquitado– y desde hace años toca cualquier instrumento que tenga cuerdas o teclas y realiza los arreglos de los discos de Bad Seeds (y en la aventura también finiquitada de Grinderman). No es de extrañar que, durante el confinamiento, y cancelada la gira mundial del grupo, Cave armara un nuevo disco solo con Ellis, siguiendo la metodología, en cuanto a la instrumentación, de buena parte de sus bandas sonoras conjuntas. Pero ahora son canciones, ocho, magníficas, relucientes, no fragmentos que subrayan emociones en una pantalla, paisajística sonora para un relato en imágenes concebido por otros.

Ellis vuelve a ser magnético con el violín eléctrico en temas como “Old Time”, construido sobre una rumorología de rítmica electrónica en torno a la cual la voz herida de Cave desgrana otro de sus hondos relatos con esa tensión que solo él sabe crear. Todo lo contrario de “Carnage”, un tema a media voz –si eso es posible en Cave– con orfebrería instrumental y unos coros que se pierden en el infinito, o de “White Elephant”, de métrica maravillosamente sinuosa y repetitiva boicoteada por una orquestación doméstica in crescendo y una parte final con ceremonia de góspel. El disco tiene una línea clara que lo recorre todo, pero puede ir de la casi fantasmagórica “Hand Of God”, con sus coros disonantes y la voz que ulula, a la calmada “Balcony Man”, ungida por la entonación y los arreglos serenos.

“Albuquerque –con sus versos tan directamente relacionados con la imposibilidad de desplazarse a causa del confinamiento–, “Shattered Ground” y “Lavender Fields” calibran la belleza que va de la serenidad a la conmoción, la emoción pura, ese resplandor fulgurante que aparece siempre, cobijado, en cualquier disco de Cave. ∎

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