Cierto que tienen algo del art rock de los setenta y ochenta, también manejan un pop entrecortado y juguetón, y poseen cierto espíritu post-punk, pero Orchestre Tout Puissant Marcel Duchamp, un grupo de doce músicos creado por el suizo Vincent Bertholet hace dieciocho años, bascula entre la idea de la big band tradicional y la música de vanguardia muy física y directa. Los temas de su sexto disco –tras “We’re OK. But We’re Lost Anyway” (2021)–, “Ventre unique”, parten de una métrica de contrabajos muy precisos –el instrumento del líder de la banda–, sostén permanente de un ritmo sedoso, hipnótico e ingrávido sobre el cual juguetean sin parar guitarras rasgadas a lo new wave o con inspiración africana, vientos de funk-jazz –trombón, saxo alto y cuerno–, unos violines de salón que de repente se tornan más crispados que los de Bernard Herrmann en la secuencia de la ducha de “Psicosis” (Alfred Hitchcock, 1960) y, sobre todo, un amplio abanico de marimbas, baterías y percusiones –hasta cuatro miembros del grupo dedicados al arte de la percusión, dialogando entre ellos–, que es lo que otorga sello diferencial a la música de esta orquesta todopoderosa, como ellos mismos esgrimen en su nombre, para quienes el espíritu iconoclasta de Marcel Duchamp se funde con sonoridades más propias de Ghana, Costa de Marfil, Gambia, Malí o Nigeria, los países de África Occidental sobre los que ponen el foco musical.
Por momentos se diría que Laetitia Sadier participa en las construcciones vocales de las canciones, no exactamente por el idioma en que cantan, el francés, sino por el registro y la atmósfera Stereolab que a veces se impone pese a la preponderancia de las marimbas. El tema titulado “Tout haut” da esa sensación, siendo a la vez el que mejor define la exploración sonora de la banda con su acerada parte final, mientras que “Color” se asemeja a una agradable mezcla entre Talking Heads y Kraftwerk. Pero no son sones miméticos. La Orchestre de Bertholet hace sencillo lo que parece complejo y busca en todo momento un estilo propio que mira desde Europa hacia África. Las voces femeninas remiten a la chanson y al pop, al art rock de Art Bears y Aksak Maboul, y los vientos suenan en algunas ocasiones como insectos en manada. “Petits bouts” comienza con guitarras y vientos en tropel, sigue con un contrabajo y percusiones hipnóticas, vuelve a la cabalgada sin freno y concluye como una pieza serena de cámara. Pero nada como “Speak By The E”, con libre circulación de guitarras urbanas, la rítmica precisa de los vientos a lo Defunkt, unas deliciosas marimbas para abrir boca y unas cuerdas tan sinuosas como insinuantes. ∎
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