Álbum

Pascal Comelade / Lionel Limiñana / Marie Limiñana

Boom BoomBecause, 2023

23. 11. 2023

El segundo álbum que comparten Pascal Comelade y Lionel y Marie Limiñana, tras “Traité de guitarres triolectiques (a l’usage des portugaises ensablées)” (2015), vuelve a ser un asunto familiar y amical en el que combinan con gran imaginación elementos que les son propios, como los característicos teclados de juguete, la música repetitiva y los riffs de grueso músculo rockero. Pascal y Lionel se encargan de la composición y la producción de los doce temas, además de tocar casi todos los instrumentos –pianos, órganos, violines, melódicas, guitarras, bajos, botes de conserva, címbalo, theremín, etc.–, dejando la batería y las percusiones para Marie.

El diseño de la portada es obra de la grafista y bordadora Claudia Comelade, la hija de Pascal, y entre los colaboradores encontramos a Xarim Aresté, que pone su afilada y estruendosa guitarra al servicio del single “Hypnose en bas de gamme”, una tormenta entre The Stooges y Syd Barrett que mezcla el garage furibundo con un fondo de piano evocador. Por su parte Lalo López (Fundación Tony Manero) hace lo propio en “PLAYITLOUDORNOTATALL”, otro tema instrumental que parece inspirado por el hard rock setentero, aunque difuminado en un magma psicodélico que deja entrever el pianismo de juguete de Comelade.

El veterano Mark Cunningham (Mars, Don King, Raeo, Convolution, Bèstia Ferida, Blood Quartet) pone su cavernosa voz en “Ceci est un enregistrement magnétique”, con un inicio que es puro The Cramps y en el que va repitiendo “My niece is cold because my knees are cold”, una frase de Marcel Duchamp, mientras Comelade se explaya al piano, primero a la manera naíf, y luego con un furor que ni Jerry Lee Lewis en clave de rockabilly psicótico. Otro colaborador es Marc Hurtado (Étant Donnés), un polifacético artista que en su día colaboró con Lydia Lunch y Alan Vega, algo que se nota en los solemnes borbotones entre psicodélicos y de pop a lo Gainsbourg de “Concinacion”, en la que recita un poema en lengua imaginada, cortesía del pintor y poeta mallorquín Jacob Sureda (1901-1935). Otro poeta, el predadaísta alemán Jakob Van Hoddis (1887-1942), es el autor de la letra de “Fin du monde” recitada por Lionel sobre un fondo entre repetitivo y romántico, que oscila entre la chanson y una apoteosis de lirismo cinemático.

El sentido del humor comeladiano aflora en los títulos; así, “Le retour de Black Sabata” –un guiño a “(They Call Me) Black Sabata”, de su anterior disco– tiene una intro pianística y orquestal de tono lounge paisajístico, con melódica por montera, solamente perturbado por el beat monolítico de la batería. En “Contortionne toi toi-même” aflora una indisimulada querencia por el ritmo motorik del krautrock –Comelade tuvo el honor de colaborar con el insigne batería Jaki Liebezeit de Can–, y en “Solo de boxe en conserve” es el minimalismo repetitivo lo que marca la pauta, aunque trufado con disonancias y riffs propios del rock, en un crescendo cacofónico en el que un órgano descuajeringado lleva el sonido cantante.

El hilarante enunciado de “J’entends des voix qui on mauvaise haleine” esconde un tema instrumental que bebe tanto del space rock de Hawkwind como de lo más trepidante de The Velvet Underground. Hace falta recordar que Comelade ha compartido con Lee Ranaldo un homenaje al grupo de Lou Reed y John Cale plasmado en el álbum “Velvet Serenade” (2023). Otro icono para el franco-catalán es Elvis Presley, que ya figuraba en la portada de su anterior colaboración con The Limiñanas, y que ahora vuelve a aparecer en “Elvis Has Left The building”, otro tema instrumental dominado por el fuzz guitarrero y una metronómica batería que, sin embargo, dejan resquicios para un piano minimal, en una especie de spaguetti wéstern futurista saturado de wah-wah en el que pone su granito de arena, a la “guitarra soluble”, Iván Telefunken, un viejo colaborador –también forma parte de la banda de directo de The Limiñanas– pirrado igualmente por los instrumentos de juguete y los inventados.

Entre los temas más logrados se encuentra el inicial “Le riffifi brille en jaune”, que une de manera muy convincente el sonido de juguete característico de Comelade, un aire lounge marciano y una repetición conectada con el sonido garagero, siendo a la vez una banda sonora imaginaria que sería ideal para una película de cine giallo italiano. Al final, el cierre “On me mange pas la choucroute de Veronica” nos recuerda ese universo característico de la Bel Canto Orchestra, de cabaret lunático, de pasodoble deconstruido por una fanfarria dislocada, con trompeta mariachi y ese aire de freak show de la época de “El primitivismo” (1987). Comelade y The Limiñanas son una sociedad que funciona, creando un lenguaje propio que suma referencias clásicas, considerable imaginación y groove, con profusión de fuzz, distorsiones descomunales y marejadas lounge cargadas de teclados, sustanciales y diversos, y multitud de detalles. Como unir Glenn Branca con La Monte Young, Link Wray con Tom Waits, Serge Gainsbourg con Steve Reich, buscando los grandes clímax y el beat en detrimento de lo sencillo y esquemático. ∎

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