Álbum

Ride

InterplayWichita, 2024

21. 05. 2024

Formados en Oxford en 1988 por los dos cantantes y guitarristas Andy Bell y Mark Gardener, Ride fueron considerados los reyes del shoegaze, en dura pugna con Slowdive y My Bloody Valentine. El grupo se separó en 1996. Bell se unió entonces a Oasis y luego a Beady Eye como bajista y compositor y Gardener inició varios proyectos en solitario (incluido The Animalhouse, junto a Loz Colbert, el batería de Ride). Pero en 2015 Ride ofreció varios conciertos de reunión en grandes festivales europeos y estadounidenses para sorpresa de sus fans. Y en 2017, veintiún años después de su supuesto adiós, publicaron “Weather Diaries”, al que siguió en 2019 “This Is Not A Safe Space”. En esta productiva segunda vida de su trayectoria –que, paradójicamente, lleva más tiempo en activo tras su resurrección que en su primera y abortada etapa (nueve años frente a ocho)–, acaban de presentar “Interplay”, el séptimo álbum de su carrera, y es ahora cuando pueden recoger, por fin, los frutos de liderar un genero ridiculizado en su momento (“shoegaze” es un término que hacía burla de la puesta en escena de esos grupos, que se limitaban a tocar en el escenario “mirándose los zapatos” tímidamente).

Las nuevas canciones surgieron por separado en el momento de la pandemia. Mientras que cada miembro de la banda ofrecía sus respectivas maquetas grabadas en casa, el grupo trabajó posteriormente en el estudio OX4 del propio Gardener, refinando y reelaborando todos esos fragmentos musicales en algo más concreto. El hecho de que todo se decantara cuando los cuatro se reunieron en una habitación es el guiño al que hace referencia el título del disco.

Su nueva fórmula da en el clavo. Parece como si todo hubiera estado dirigiéndose a “Interplay” durante años: el sonido del grupo conecta todos los puntos como en esos viejos pasatiempos de dibujos escondidos, incrustando en su lugar concreto los frenéticos ataques de guitarra, los grooves hipnóticos y los ganchos melódicos de dream pop de sus primeros trabajos en una plantilla musical ahora más amplia que incorpora garabatos de sintetizador, folk psicodélico, ritmos electrónicos y paisajes sonoros de noir pop. De hecho, muchos de los temas de este disco están fuertemente inspirados por grupos que no tenían nada que ver con el movimiento shoegaze, como Tears For Fears, Echo And The Bunnymen, Talk Talk o The Cure (en su época de “Disintegration”, 1989).

Aunque la ensoñadora “Light In A Quiet Room” estalla en fuegos artificiales de guitarrazos furiosos en sus momentos finales y “Portland Rocks” viene lanzada por una batería contundente, el resto suenan estructuradas y limpias: “Monaco” es puro pop con un retrogusto ochentero a lo ¡Duran Duran! “Last Frontier” ofrece tonos más oscuros, aunque toma demasiados elementos prestados en las partes de batería (probablemente de forma involuntaria) de “Love Will Tear Us Apart”, el mítico tema de Joy Division. Los dos últimos cortes muestran influencias aún más variadas: “Essaouira” es casi un tema trip hop, mientras que “Yesterday is Just A Song” nos recuerda a unos Pink Floyd techno…

A modo de resumen, podría decirse que con “Interplay” Ride ha dejado de ser una banda “de culto” para convertirse en el grupo que lidera la actualidad de un movimiento en el que también figuran bandas bastante más jóvenes, como los estadounidenses DIIV y los británicos bdrmm. ∎

Contenidos relacionados

Contenido exclusivo

Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.

Inicia sesión