Bajo
Suscripción
Los senderos donde se cruzan modernidad y tradición parecen haber sido hechos para que los transite Rodrigo Cuevas con una autoridad que aturde. Su naturalidad y su verdad para reinar en esa particular encrucijada son tan apabullantes que sugieren que el asturiano ha nacido para desbrozar y ampliar esos senderos.
Quienes hayan asistido a algún concierto de Cuevas ya saben de su capacidad para convertir una mera performance en una fiesta colectiva de la que uno sale revitalizado y con la sonrisa en los labios. Pero una cosa es una prestación en directo y otra, muy distinta, la grabación de un disco, la manufactura de canciones en un estudio sin el feedback de la audiencia y la magia del momento único. Pero en estos menesteres el artista también gana: ya lo hizo con el sobresaliente “Manual de cortejo” (2019) y lo repite, con más fuerza, en este “Manual de romería”.
Si en el anterior se dejó acariciar por las manos de Refree, ahora no ha dudado en viajar hasta Puerto Rico y enredarse con Eduardo Cabra (Visitante en Calle 13) para trenzar un ramillete de diez canciones que expanden las costuras del folk hasta límites pocas veces pateados (o transitados con este respeto y audacia).
Cuevas sabe perfectamente de dónde provienen las fuentes en las que baña su propuesta y las adapta a los parámetros de nuestros días para que sigan siendo vigentes y no acumulen polvo en las bibliotecas de los etnomusicólogos: esto es cultura viva y permeable que, lejos de permanecer inamovible, se crece entre sintetizadores y samples, cuatros venelozanos, panderos, charangos, guitarras acústicas (y alguna eléctrica), tres, palmas y coros.
Tanto las letras (en algunas ha acudido a la llamada Guille Galván de Vetusta Morla) como las músicas parten de cantos tradicionales adaptados por Cuevas y Cabra para “remover las cosas” –como nos confesaba el artista en esta entrevista– y demostrar que el mundo tradicional o “arcaico” puede ser tan transgresor (o más) que cualquier manifestación de la modernidad.
“BYPA”, a capela y con el respaldo de los corsos A Filetta, despeja un camino que, como en cualquier fiesta, tiene picos de euforia y melancolía, de embriaguez y bajón, de éxtasis y recogimiento; todo está anotado en este “manual” que abre su abanico de canciones primorosas que nos interpelan desde el pasado para comprender el presente: deténganse en las intercalaciones en crudo de “En lo alto de la sierra”, “Ronda de los carros”, “Titos” y “A Covadonga marcho mañana” (interpretadas, respectivamente, por Josefa Diebra Faúndez, Edelio González Fernández, Nieves Rodríguez Cañón y Mariluz Cristóbal Caunedo) y comprueben cómo lo “primitivo” vibra con una fuerza arrolladora que desafía la erosión del tiempo.
“DIME, RAYO VERDE” –con su recitado antibullying , su amor por la naturaleza y su empoderamiento frente al mal de amores: “Algún día dije yo / que olvidarte era mi muerte / y ahora ya me da lo mismo / olvidarte que quererte”–, “ALLÁ ARRIBITA” (maravillosa síntesis entre Asturias y Latinoamérica) y “ROMERÍA” (con su aliento hip hop y su diatriba contra el veneno del chismorreo: “Más temo a una mala lengua / que a las manos de un verdugo / y un verdugo mata a un hombre / y una mala lengua un mundo”) resuenan en lo más alto de un sismógrafo musical que también proporciona sacudidas como la jota “CASARES” o la batidora de estilos de “MÁS ANIMAL” (con iLe) en un álbum que goza, investiga, reflexiona, divulga y permite agrandar perspectivas y pasiones. ∎
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