Ya no es ningún secreto que la aceptación del folclore está siendo una de las vías más provechosas de estos últimos años en la ampliación del gran angular pop. Dicha realidad queda más que refrendada en la labor realizada por savia nueva como Baiuca, Ruiseñora y
Rodrigo Cuevas. El caso de este último viene subrayado por un trabajo con la dimensión de
“Manual de cortejo”. Y es que estamos ante la obra que se venía esperando para asentar la viabilidad de un concepto necesitado de álbumes-guía como el aquí presente.
De este modo, a través de un concepto minimal, el tribalismo digital y el folclore astur-galaico se entrelazan en una fórmula tan abierta como sembrada en matices. Rodrigo es agitador convulso de la tradición y, a través de la comunión entre arraigo popular y sensibilidad electrónica, se empapa en deje hip hop en
“Arboleda bien plantada”, para luego imbuirse en el
orbayu tecno de
“Ronda de Robledo de Sanabria”. En total, quince eslabones de una cadena que funde lo viejo y lo nuevo entre voces rurales –
“Fíjate si era rojo”– y pulsiones de ambient industrial, como en
“Ánimes del purgatoriu / Refugees Welcome”.
Da igual la inflexión realizada: en todo momento, la presa de las musas se hace efectiva con la ayuda de
Refree, básico en la confección de tan cromática cordillera de músicas hechizadas en embrujo norteño. ∎